Cuando duele el alma: el legado de las víctimas del colapso en Jet Set

La tristeza involuntaria tiene mucho que ver con la depresión, un estado incontrolable de las emociones del ser humano.

Cuando se produce una tragedia, de la magnitud con que fuimos sorprendidos en las primeras horas de la madrugada del 8 de abril del 2025, donde una noche de baile se convirtió desafortunadamente en una enorme sepultura para cientos de personas que perdieron la vida, con el desplome total del techo de la emblemática discoteca Jet Set, que por 52 años fue sede de la alegría, hogar y albergue de la música bailable, escenario de los artistas nacionales e internacionales.

Sin establecer juicios de valores, ni señalar culpables por adelantado, se nos requiebra el corazón y las lágrimas no nos impiden ver, sin comprender, que cuando pasan desgracias como esas, solo la fe nos sostendrá, para encontrar en el tiempo la respuesta y el lugar donde se guarda el bálsamo que nos aliviará el intenso dolor que nos deja este suceso.

La tragedia del 8 de abril de 2025, cuando el colapso de la discoteca Jet Set dejó cientos de muertos, ha dejado una enorme tristeza en el pueblo dominicano.

Con cada una de las víctimas se va su historia y se quedan las leyendas, enredadas entre recuerdos de una noche nefasta, otra más, para ese abril, inspirador de canciones románticas, cumpleaños, aniversarios, revoluciones históricas y que ahora agenda entre sus días esta fatídica fecha.

No hay palabras para evitar la tristeza, pasado el hecho, las medidas que nunca se tomaron, hoy se revelan, cual verdugos de sueños aniquilados, de la manera más cruel, sorprendidos por este lunes negro, nos llenará de incertidumbre, de temores, de miedo y sobre todo de tristeza, por muchos años, porque entender el por qué no será posible, sino lo hacemos: con el tiempo del Señor, que es el único perfecto e imperecedero.

Morir, aún sea lo único seguro que tenemos, nunca es una opción en nuestro pensamiento, pues siempre necesitamos más y más tiempo, pero el de Dios es exacto y solo los que creen en su palabra, así lo pueden comprender. Se fueron muchos amigos, esa negra madrugada, bajo la nube de polvo, los malogró el cemento y quedaron sepultados, bajo escombros inclementes, con un dolor tan inmenso, como cuando duele el alma.