Cientos de fieles católicos celebraron el Viernes Santo en Santiago Atitlán, Guatemala, con la procesión del Señor Sepultado, que se entrelaza con la deidad maya Rilaj Mam. La imagen de Cristo, en un ataúd de cristal, recorrió alfombras de frutas y aserrín elaboradas por los devotos.
Guatemala.- Cientos de fieles católicos celebraron este Viernes Santo la procesión del Señor Sepultado en el poblado indígena de Santiago Atitlán, en el suroeste de Guatemala, que se mezcla con el recorrido de la deidad maya Rilaj Mam, también conocida como Maximón, en uno de los cortejos procesionales más importantes de la Semana Santa.
La imagen de Cristo colocada dentro de un ataúd de cristal, con detalles dorados, partió este viernes de la iglesia católica de Santiago Atitlán, fundada en 1547, para pasar por las decenas de alfombras de frutas y aserrín diseñadas por los fieles católicos a lo largo de su recorrido.
«Armamos cada año alfombras de aserrín para el paso de esta procesión que consideramos la más profunda, según nuestra religiosidad, por el sacrificio de Cristo por nosotros, y es un gusto ver su paso por encima de la ofrenda que diseñamos en el suelo», relató a EFE Humberto Petzey, un fiel católico que cada año, junto a su familia, diseña alfombras para este cortejo.
Dicha imagen de Cristo, cargada por indígenas con vistosos trajes rojos y detalles blancos, se cruzó durante su salida, como cada año, con la imagen de madera de Rilaj Mam, un santo que según la cosmovisión maya es considerado como el creador del universo y es nativo de Santiago, un pueblo en la cuenca del lago de Atitlán.
La procesión pasa dos horas varada frente al atrio de la iglesia bajo el sol, como un acto de penitencia y agradecimiento, de acuerdo con la explicación brindada por los cofrades indígenas de la localidad.
Cuando el sol comienza a bajar, la procesión termina frente al atrio y comienza su recorrido para llegar a las cuatro pequeñas capillas del pueblo, que según la visión católica local representan las cuatro esquinas del universo.
Por su parte, la imagen del Rilaj Mam, que en su boca sostiene un cigarrillo de tabaco y es adornado con un saco negro y un sombrero, es llevado en andas por un chamán, elegido para «cargar los pecados del pueblo», según explicó Petzey.
Al final de la procesión, la imagen de Cristo retorna a la iglesia, mientras que la de Rilaj Mam vuelve a su cofradía en una de las aldeas de la localidad, donde permanece durante un año hasta la siguiente Semana Santa.
De acuerdo con las autoridades guatemaltecas, durante 2025 se han realizado más de 140 cortejos procesionales distintos en todas las regiones del país y se espera registrar la visita de más de 150.000 turistas extranjeros en Semana Santa.