Santo Domingo.- En
esta ocasión se le rindió un homenaje al gran Maestro de la pintura Oswaldo Guayasamín sobre quien
compartieron sus opiniones, testimonios, aportes al arte universal, su vida
política y su amor por la República Dominicana.
Participaron como
anfitrionas de la actividad las señoras Silvia Rosales, Administradora de Ágora
Mall, Kenia Bisonó, Gerente de Mercadeo y la Coordinadora de Eventos
Culturales, Keila Ulloa.
Participaron como
exponentes S. E. Carlos López Damm, Embajador de Ecuador, la prestigiosa crítica de Arte
Marianne de Tolentino, Dra. Milagros Ortiz Bosch, Ex
Ministra de Educación el Dr. Julio Ravelo
Astacio, Ex Rector Magnífico de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
el Dr, Lino Peña y el Poeta Mateo
Morrison.
El "Café Literario" contó con el patrocinio de Dolce Italia y el Café Lavassa y se realizó en su acogedor ambiente, de exclusivo
Ristorante, Pizzería y Gelatería, de El Jardín, y tuvo la coordinación de la
reconocida gestora cultural, editora, marchante
de arte Verónica Sención, y la conducción de la escritora e Investigadora
Literaria Ylonka Nacidit-Perdomo.
Estuvieron presente en
esta ocasión los señores embajadores, S. E. Raúl Pollak, de Uruguay, S. E. Nelson Artola
Escobar, de
Nicaragua y S. E. Fernando Barrera, de Chile.
Además, la Licda. Alexandra
Izquierdo, Directora de Proindustria, Dr. Enmanuel Esquea Guerrero y Sra.; Dr. Jorge Subero Isa y Francia de Subero, Sr.
Carlos Sangiovanni, Vicerector de Apec. Sra. Maria Elena Ditrén Directora del
Museo de Arte Moderno, Sra. Purísima de León Directora del Centro Cultural
Santo Domingo, el Sr. Abil Peralta Aguero, crítico de arte, y Mildred Canahuate
Directora de la Galeria Arawak, entre otros.
La Coordinadora del Café Verónica Sención, habló
de su amistad con el Maestro de la Pintura Universal Oswaldo Guayasamín, a
través del Profesor Juan Bosch, quien mantuvo una amistad con el artista hasta
los últimos días de su vida.
Gracias a esa relación llegó el gran artista a considerar el Hostal
Palacio Nicolás de Ovando como un hogar
en Sto. Dgo., donde se alojó con
toda su familia en cada viaje realizado al país y lugar en el que se realizaban desayunos, almuerzos y
tertulias para hablar de la solidaridad de los pueblos de América.
En esas actividades convergió gran parte de la
clase artística e intelectuales y los
artistas plásticos del país y el
extranjero, Entre ellos cabe mencionar
al Poeta Nacional Don Pedro Mir, Iván Tovar, Guillo Pérez, Antonio Guadalupe,
Marianela Jiménez. Soucy de Pellerano ,Elsa Núñez Ángel Haché, Rosa Távarez , Marianne de
Tolentino, Abil Peralta Agüero , José del Castillo, César Mella, Fernando Sánchez Martinez, el
reconocido fotógrafo Pedrito Guzmán, Diómedes Núñez Polanco . Ylonka Nacidit Perdomo, Chiqui
Vicioso, Mateo Morrison y Monna Lisa Sención, de Puerto Rico con Don Ricardo
Alegría y José Ferrer Canales, de Cuba
Armando Hart, Eusebio Leal, Roberto Fernández Retamar y de Haití con el
Embajador Guy Alexander, entre otros
amigos, con los que el invitado quería compartir todo lo concerniente al
movimiento artístico de esos años en los países amigos.
En el año 1993, el artista realizó una importante
exposición en la Galería de Arte del Hostal Nicolás de Ovando con una
importante presentación a cargo del Poeta Nacional, Pedro Mir y donó algunos fondos a la labor que hacíamos
con los jóvenes pintores de los años noventa.
A través de estas visitas y su amistad con el
Profesor Juan Bosch y Doña Carmen Quidiello, se consolidó el compromiso de solidaridad con todos los
países hermanos.
En el año 1992, El Maestro Oswaldo Guayasamín y el
profesor Juan Bosch recibieron de manos de Julio Ravelo Astacio el
reconocimiento más importante que otorga la Universidad Autónoma de Sto. Dgo,
el Doctorado Honor y Causas, evento inolvidable para el pueblo dominicano.
Ylonka Nacidit-Perdomo expresó: Conocimos a Oswaldo
Guayasamín a través de Verónica Sención.En la Tertulia del Hostal Nicolás de Ovando, en la legendaria calle de Las
Damas, era el año de 1993, el mes de noviembre, y para los que acudíamos al
Hostal detrás de la palabra con deseo de
respirar libertad, nos llevamos la sorpresa de que Oswaldo Guayasamín estaba
allí, y que trajo consigo la diversidad y los rasgos étnicos indígenas en su
pintura. Fue su presencia como si
llegara desde el viento la inspiración, y su labor de artista un aliento al máximun para que en nuestro bosque interior ninguno pudiera omitir ese
retrato fiel que somos de dualidad no asumida.
Dolor y miseria, destrucción
y ataduras son los presagios que los pueblos tienen y traen con la fragilidad
de su inocencia ante las criaturas que se dejan llevar por la irracionalidad de la violencia, la
explotación del hombre por el hombre, y la
mala fe del capitalismo.
Verónica Sención, junto al
profesor Juan Bosch y Pedro Mir, atrajo a Guayasamín al Hostal para que su arte
estallara en la retina de cada uno como un cristal ante la soledad de la noche
y la soledad del mundo, como esperanza viva ante la tensión de la angustia sin
fin de los pueblos de América. Un lienzo de Guayasamín, vuelvo y repito, era
una fibra óptica desnudada de prejuicios, era una manera de resistencia, su
arenga silenciosa, aparentemente inmóvil, de la grandeza de su grito, como
profundo clamor, triste, sollozante ante la miseria humana. Era como si la
paleta del Maestro meditara ante el desequilibrio trágico del mundo, porque él
no era un espectador taciturno ni un instigador rabioso, era un poeta de
evocaciones, que duelen, que duelen en la realidad y en el sueño.