www.diariohispaniola.com
Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, digna de ser mimetizada
Ampliar
Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, digna de ser mimetizada
Ampliar

Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, digna de ser mimetizada

Por :Teonilde Madera

lunes 02 de diciembre de 2024, 06:21h
¿Qué fue la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo (FILSD) de este año 2024? Un oleaje de respuestas forma un torbellino en la garganta contestando la pregunta.
La FILSD de Santo Domingo
2024 fue una hermosa telaraña, un desplazamiento humano que se planificó debidamente, un reto arquitectónico y un rompecabezas que se construyó oportunamente. Se debe puntualizar
que una feria del libro internacional es un desafío y un enorme trabajo que exige más de once meses de arduas jornadas laborales. Convocar a un evento de esa magnitud implica una
inmensa responsabilidad y es una hazaña que pocas veces sale bien.

Usualmente, así ha ocurrido con muchas ferias que hoy gozan de renombre, se ha pagado un alto precio en los primeros años porque no cuajaban. También sucede que con el paso del tiempo otras ferias que gozaban de prestigio han experimentado cierta decadencia.

Una feria del libro incipiente es como un pichoncito que no sabe si en su primer intento alcanzará la altura del vuelo que desea emprender. Las FILSD que precedieron a la que acabamos de tener este noviembre de 2024 fueron vuelos que tuvieron aciertos y muchos desaciertos, es decir, fueron vuelos fallidos.

El equipo que organiza un evento internacional, de cualquier índole que sea, aunque haya trabajado mucho, sino alcanza el nivel que las expectativas generan, se somete al escarnio público y, peor aún, deshonra al país. De modo que no crea nadie que asumir el reto de armar la FILSD es como poner batatas en el horno. De lo esbozado aquí podemos concluir que tuvimos que pagar el precio de apuntar 25 veces sin dar en el blanco para poder decir hoy: ¡Caramba, por fin lo logramos!

¿Qué ocurrió este año que cambio la imagen interna y externa que teníamos acerca de la FILSD? Algo que puede considerarse fortuito, un grupo de visionarios, de escritores, de artistas y de gestores culturales, bajo las directrices de Milagros Germán, ministra de cultura, se alinearon, como estrellas, para evitar que el tiro errara. A esta gente aludida se le encomendó, y aceptó, la misión de crear una nueva imagen para la FILSD.

Decía el constructivista y psicólogo suizo, Jean Piaget, cito: “Lo que vemos cambia lo que sabemos. Lo que conocemos, cambia lo que vemos” y lo que el pueblo dominicano, los países
invitados y las editoriales que vinieron durante once días conocieron cambió lo que sabían de nuestra feria del libro. Lo que conocíamos de las FILSD que se habían realizado se ha
superado por un modelo digno de ser mimetizado de aquí en adelante.

La victoria fue debida a cuatro principios exitosos: objetivos claramente delineados, despliegue de buen gusto en el montaje de los pabellones, una representación significativa de países y de editoriales y una estupenda localización.

Objetivos y estrategias sabiamente delineados

Fue obvio que los objetivos de la FILSD fueron delineados estratégicamente por la ministra de Cultura Milagros Germán y por el equipo que trabajó con ella. Tanto Joan Manuel Ferrer,
director de las Ferias del Libro, como la escritora Ángela Hernández, directora general del libro y la lectura, tenían claro lo que debían hacer para que la feria del libro se montara
debidamente. Joan y Ángela contaron, a su vez, con la colaboración de un grupo de intelectuales, Lisette Vega de Purcell y Basilio Belliard, entre otros, que iluminaban el trabajo
que se iba gestando y que culminó en un evento que nos representó dignamente.

La ministra y el equipo mencionado creó una lluvia de ideas que dio como resultado la FILSD que tuvimos. Se quería hacer una feria que resaltara, como debe ser, la importancia del libro, del
conocimiento, del arte y de la cultura dominicana. Por eso, despojaron la feria de la fastidiosa farandulearía y de las butifarras que antes tenían protagonismo en la FILSD, que solo servían
para distraer y distanciar a la gente del aprendizaje que debe obtenerse en una feria literaria, artística y cultural como la que querían hacer. El equipo dio en el blanco al dedicarle la feria a
un escritor de la estirpe de Mateo Morrison, que ha estado por décadas en el centro de la literatura y de la cultura dominicana.

Al poeta de la Generación de Postguerra correspondía homenajear en esta ocasión por ser albaceas que custodia los secretos sagrados de la poesía y que cultiva y promueve la literatura dominicana de diversas formas. Y así nació la idea del Pabellón Mateo Morrison y la productora Aidita Selman, en su momento, hizo un montaje estupendo con recursos tecnológicos y audio visuales avanzados para mostrar por medio de una polifonía poética exquisita y de imágenes y danzas maravillosas la vida y obra del poeta homenajeado. Fusionando arte y equilibrio puso de relieve Selman su talento y su capacidad creativa. Y don Mateo Morrison, fauno que posee los secretos sagrados de la poesía disfrutó de principio a fin ese pabellón e iba de un lado para el otro, con gallarda dignidad saludando afablemente y conversando con adultos y con jóvenes que se acercaban a él.

Se abren las puertas del conocimiento y los tesoros de los museos reciben al pueblo

Independientemente de las lluvias torrenciales o de los dorados rayos del sol o enfrentándose a los insoportables tapones del tránsito, un río de gente llegaba para recorrer los pabellones,
para escuchar alguna conferencia, para comprar o recibir a un libro nuevo que se presentaba, para disfrutar de una obra de teatro, para conversar con dos figuras que se homenajeaban:
Mateo Morrison y Rhina Espaillat una escritora de la diáspora estadounidense que ha extendido un puente entre los escritores de aquí y los de allá. A ella a Rhina Espaillat la
condecoró el presidente Luis Abinader con la Orden de Duarte, Sánchez y Mella por decreto presidencial.

El mandatario fue a la feria, para dar un ejemplo de civismo, de democracia y de humildad y para recorrer los pabellones y reconocer la gran labor realizada por la ministra Germán y el equipo que ella dirigía. Además, el presidente asistió a la feria del libro para felicitar personalmente a los poetas laureados.

De mano en mano salían los libros

La participación tanto de jóvenes como de adultos fue masiva en la FILSD. Daba gusto ver a los jóvenes con los ojos iluminados ante la dicha de encontrarse rodeados de tantos libros y de
escritores nacionales e internacionales. Causaba enorme alegría ver a los estudiantes, el futuro de la patria, mirando, tocando, leyendo y adquiriendo libros que les abrían el apetito por la
lectura y que despiertan la imaginación creativa. Libros a bajísimos precios y libros a altos precios iban circulando por todos los pabellones en las manos del pueblo.

Libros que ensanchan el mundo cognitivo y libros que sacian curiosidades y elevan el intelecto y el espíritu iban abrazados de miles y miles de personas que acudieron a la FILSD. Libros que derrumban sistemas políticos rancios que detienen el progreso individual y colectivo de los seres humanos abandonaron la feria para ser plácidamente leídos en los hogares dominicanos.

La FILSD de 2024 de digna de mimetización

Se quería crear y presentar un modelo de feria de libro, y se hizo, que se pudiese seguir mimetizando para honrar y promover la literatura y la cultura dominicana dentro y fuera del país. Se vio lo que sabemos y el pueblo tuvo la oportunidad de interactuar con poetas, narradores y artistas, que entraban al Pabellón de las Editoriales permanentemente.

En el stand de la Editorial Santuario que dirige don Isael Pérez se recibió a doña Verónica Sención que andaba acompañada de un grupo de escritores del Club de Lecturas que lleva su nombre,
con ella estuvieron: Marivell Contreras, Olga Lara, María Cristina Mere, Guillermo Sención, Milagros Sánchez, Varinia Caamaño (museógrafa), Teonilda Madera, quien escribe, Lisette
Vega de Purcell, Emilia Pereyra, entre otras.

El Programa de televisión Café Literario que conduce la gestora cultural Verónica Sención también se hizo presente. La gente pedía autógrafo, y se retrataba con los escritores en el Pabellón de las Editoriales. Era realmente gratificante presenciar y vivir ese encuentro con el pueblo y la cultura dominicana. Algo que se debe ponderar es el rol que jugó la Fundación Juan Bosch que estuvo vendiendo obras a precios verdaderamente simbólicos para que los ideales supremos de democracia y la excelsa lliteratura de ese insigne escritor sigan encendida y floreciendo.

Se podía comprar joyas de libros por $150.00 y $250.00 pesos, entre ellas: Cuentos de Navidad, Cuba, la isla fascinante, Caonabo, el primer libertador americano, Breve historia de los pueblos árabes, Crisis de la democracia de América en la Republica Dominicana, la emoción perdurable, cartas selectas entre Juan Bosch y Carmen Quidiello, …

De igual modo, se podían adquirir obras de autores que han escrito acerca del canon literario de Juan Bosch como Los cuentos venezolanos de Juan Bosch del intelectual Diómedes Núñez Polanco. Pero hay que decir que causó tristeza infinita saber que no existe todavía la Fundación Pedro Mir. Ojalá que pronto se tome la iniciativa de crearla. Se agradece la gestión de quienes valoran y veneran el legado de don Pedro Mir que pusieron a disposición de nacionales y de extranjeros algunos libros de...

“…un hijo del Caribe,
precisamente antillano.
Producto primitivo de una ingenua
criatura borinqueña
y un obrero cubano…”

Hay que reiterar que el acierto de montar el pabellón del poeta loado y el de la Comunidad de Washington Heights en el Museo de Historia y Geografía generó debates jugosos y diálogos
literarios, socioculturales, históricos y políticos. La gente, incentivada por dos símbolos que representaban ideologías disimiles en la primera planta del museo: el coche donde se acribillo
al dictador Leónidas Trujillo y el Black Jack, bote en el que el Comandante Caamaño se lanzó a la mar con una gran hazaña democrática, avivaron la llama de libertad mientras subían a la
segunda planta a refrescarse con el pabellón de la poesía de Mateo Morrison y a soñar despiertos, los que un día anhelan viajar, con el “sueño americano” que el pabellón de
Washington Heights que para muchos representaba.

De lo narrado hasta aquí inferimos que el éxito de la FILSD fue debido a que quienes la organizaron lo hicieron apegados a: objetivos claramente delineados, despliegue de buen gusto en el montaje de los pabellones, representación significativa de países y de editoriales y a una estupenda localización.

El pueblo dominicano conoce y sabe valorar lo que se hace bien hecho y la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo se hizo bien hecha. Y como decía Fernando Pessoa, “El valor de las
cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables.”



Sobre la autora :Teonilda Madera
(1957). Poeta, cuentista, dramaturga, ensayista y pedagoga. Tiene cinco poemarios publicados, una
obra de teatro, Temor rojizo, cuentos y ensayos de critica textual. Recibió el Willa Elton Memorial
Prize y la Orden al Mérito ciudadano por sus aportes a la literatura. Antologada varias veces. Es la
directora ejecutiva de la Revista Literaria, Polifónica, Pedagógica Y Artística. Tiene un doctorado (PhD).
Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, digna de ser mimetizada
Ampliar
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios