Riadas de gente llegaron a la plaza principal frente al Palacio Nacional para escuchar el discurso del primer presidente izquierdista en varias décadas, que reiteró su postura antineoliberal y en favor de las clases más desfavorecidas. En la ceremonia se hizo un ritual de purificación en el que López Obrador recibió un crucifijo de los representantes de los pueblos indígenas y se arrodilló para recibirlo.