Según los responsables de la empresa Petclic, expertos en animales de compañía, aquellos niños en edades comprendidas entre los 0 y los 7 años desarrollan diferentes inteligencias cuando conviven con sus mascotas. Los animales los ayudan a potenciar aquellas capacidades que aumentan su inteligencia emocional, como son la compasión, la comprensión de la muerte o la autoestima. Y es que dejando de lado la compañía que tanto un perro como un gato o un conejo, entre otros, hacen, las mascotas marcan una rutina, obligan a tener una responsabilidad con ellas y ayudan a los más pequeños a relacionarse cuando están pasando por un mal momento, les cuesta abrirse a los demás o cuando piensan que los mayores no les entienden. Estas situaciones hacen que la inteligencia emocional se desenvuelva en varias de sus formas. En el momento en que un niño debe cuidar y alimentar a su mascota el sentimiento de compasión aparece en este vínculo, haciendo que el pequeño entienda la relación de dependencia que se produce entre su mascota y él, que posteriormente la asociará en su entorno social por el mecanismo de repetición, memoria y entendimiento. Según datos recogidos por Petclic, niños entre tres y seis años con mascotas empatizan más con otros seres humanos y animales que los que no tienen. Cabe destacar al mismo tiempo que un adecuado descanso, actividad física, la convivencia con la familia y una buena alimentación con productos de alta calidad prolongan mucho más tiempo ese vínculo y la buena salud de cualquier animal.