La orfandad es una herida silenciosa que muchos llevan en lo más profundo de su ser. Aunque podamos tener a nuestros padres físicamente presentes, puede haber una sensación de abandono emocional que se manifiesta en la falta de conexión, comprensión y apoyo afectivo. La ausencia emocional de los padres puede ser igual de devastadora que la pérdida física, y aprender a superar esta orfandad es un proceso doloroso pero transformador.