En el marco del Día Internacional de la Mujer, celebramos a figuras inspiradoras que han dejado una huella indeleble en nuestra sociedad. Rosa Margarita Hernández Caamaño de Grullón es una de esas mujeres excepcionales, cuyo impacto se extiende más allá de las fronteras de la República Dominicana. Su trayectoria ejemplar, marcada por su liderazgo, compromiso y pasión, es un recordatorio del inmenso potencial y contribución de las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Esta es su historia.
Rosa Margarita Hernández Caamaño de Grullón, nacida en Manzanillo, Provincia de Montecristi, ya que su padre era funcionario de la desaparecida compañía bananera - Grenada Company -, creció en Santo Domingo como parte de una familia de 7 hermanos. Desde pequeña, se distinguió siempre por su temperamento inquieto y su deseo de alcanzar conocimientos que la harían trascender.
Siendo muy joven, fue de las primeras promociones egresadas de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) en la carrera de Ingeniería de Sistemas, ocupando importantes posiciones en la banca nacional y en la empresa IBM.
Al contraer matrimonio con el empresario Manuel Alejandro Grullón Viñas, actual Presidente del Grupo Financiero Popular, con quien ha formado una familia y ha estado casada por 42 años, se convirtió en madre de 4 hijos y abuela de 12 nietos. En la actualidad, es de gran satisfacción para ella ocupar el rol que mejor la define: ¡mujer a tiempo completo!
Es oportuno destacar que Rosa Margarita, junto a Soraya Lara de Mármol, fue la inspiradora del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (Pacam), una institución sin fines de lucro con la misión de contribuir a la eliminación de la violencia intrafamiliar y de pareja, que hoy dirige Lara de Mármol. También ha sido la fundadora de Make Up Center, una institución dedicada a promover el cuidado personal, la belleza y el bienestar de la mujer, y que se ocupa de fomentar el emprendimiento femenino entre sus miembros.
Con la década del 2000, llegó a su vida la carrera diplomática, ocupando diversas posiciones. Primero, fue Embajadora de la República Dominicana ante la UNESCO en la República Francesa. Años después, fue designada como Embajadora de la República Dominicana ante la República Francesa y Cónsul de Mónaco, residiendo en París, ciudad sede de sus cargos, durante los últimos 16 años. Durante este tiempo, cumplió a cabalidad su misión de ser y hacer de la cultura, la tradición y la dominicanidad su estandarte, dejando huellas positivas en su encomiable gestión con logros trascendentales, que la definen como una valiosa y genuina representante de la diplomacia, cuyos hechos hablan por sí solos.
Más allá de sus conocimientos, su capacidad para encontrar soluciones efectivas y poner su toque personal en cada una de sus acciones, destaca también su fluidez para expresarse en tres idiomas, los cuales domina a la perfección (español, inglés y francés). Su formación y actualización en tratados diplomáticos y gestiones de comercio le han permitido colocar nuevos mercados a los productos locales mediante intercambios con las Cámaras de Comercio de ambas naciones. Además, ha proyectado la gastronomía dominicana como un aporte más allá de lo ancestral, dejando un libro de recetas como testimonio de la importancia de la cocina criolla y sus fusiones con otras culturas.
La parte espiritual también encontró un espacio importante en su vida. Durante años, la fe espiritual de los dominicanos, especialmente la devoción a la Virgen de la Altagracia, se ha visto reflejada en la colocación de su imagen en la Iglesia de Saint Philippe, donde anualmente, cada 21 de enero, se celebra una misa en su honor.
La memoria de las inolvidables Hermanas Mirabal fue honrada con una tarja escultórica colocada en una importante vía de París, cumpliendo así otro de sus grandes propósitos.
Como todo principio tiene un final, su inolvidable misión en Francia ya ha culminado. Ahora, sus sueños se trasladan al Reino Unido, donde ha sido designada recientemente, mediante Decreto Presidencial, como nuestra Embajadora. Lleva consigo sus grandes conocimientos en materia diplomática, dejando pisadas firmes con calidad, calidez y su distintiva sonrisa. Al unísono con la expresiva mirada del azul profundo de sus ojos, Rosa Margarita Hernández Caamaño de Grullón se convierte en una mujer inspiradora, al igual que nuestro mar Caribe.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, su historia nos recuerda la importancia de reflexionar sobre el valor de las mujeres en todos los espacios de la sociedad. Este día es un símbolo de reconocimiento y respeto hacia todas las mujeres que, como Rosa Margarita, han marcado una diferencia significativa en su entorno. Es una oportunidad para celebrar sus logros, su coraje y su esfuerzo, mientras reafirmamos el compromiso de construir una sociedad más inclusiva y equitativa.
Rosa Margarita Hernández Caamaño de Grullón personifica los valores que representan este día. Su vida es un testimonio de lo que se puede alcanzar con talento, dedicación y una visión clara. Desde su rol como líder en la diplomacia hasta su apoyo a otras mujeres a través de su labor humanitaria, nos inspira a seguir adelante con pasos firmes.
Hoy, conmemoramos su legado, junto con el de tantas mujeres valientes, y nos comprometemos a continuar promoviendo un futuro donde el potencial de cada mujer sea plenamente reconocido y celebrado. ¡Porque cada mujer, como Rosa Margarita, es una fuente inagotable de inspiración!