Serán los segundos Juegos Olímpicos de la capital japonesa.
Los primeros fueron en 1964. En la elección de los Juegos del '64 Tokio venció
a las ciudades de Detroit, Viena y Bruselas.
DiarioHispaniola | Lunes 09 de septiembre de 2013
Tras
ser nombrado, el Comité Organizador de los Juegos tendrá entre sus primeros
cometidos el dar el pistoletazo de salida para las obras de las 22
instalaciones olímpicas (el 59 por ciento del total) que aún no existen. Aunque más de la mitad de las sedes
queden por levantar, los plazos no preocupan en absoluto en un país donde el
sector de la construcción es uno de los más activos y avanzados del mundo.
Tras hacerse con los Juegos de 2020,
Tokio tiene por delante el reto de levantar varios estadios y una villa
olímpica y el de reforzar su red de transportes, especialmente en torno a la
zona de la bahía, donde busca crear un entorno futurista para el evento.
Salvo
por el trazado para el ciclismo en ruta que se levantará frente al Palacio
Imperial o el estadio olímpico, que debe ser completamente renovado, las sedes
que quedan por levantar corresponden principalmente a la zona de la bahía.
Al
margen de las 11 que van ser solo temporales, toca construir un velódromo, un
estadio de vóleibol para 15.000 espectadores, o un coliseo con pistas para
disputar partidos de badminton o baloncesto en la isla artificial de Ariake,
donde se va a concentrar buena parte de la acción en los Juegos.
En el otro
extremo del estuario, en Yashio, se debe construir también un parque con varias
canchas que deben sentar a 10.000 espectadores para los partidos de hockey
hierba. Para ligar mejor estos emplazamientos entre sí y con la llamada zona
patrimonial, que se corresponde con la porción donde se celebraron los JJOO de
1964, es previsible que se hagan nuevas estaciones, y se conecten y amplíen al
menos la línea Rinkai de tren y la Yurikamome (que funciona con un monorrail
sin conductor).
Tokio se comprometió a que el público asistente no realizaría
desplazamientos superiores a los 30 minutos entre ninguna de las sedes que
compondrán el núcleo central de estos Juegos, por lo que el Comité estudiará
muy de cerca cómo optimizar la ya de por sí eficiente red de transporte de la
ciudad. Además, Tokio 2020 va a centrar muchos esfuerzos en dos de sus
proyectos más emblemáticos, la villa y el remodelado estadio olímpico.
El área
residencial que acogerá a unos 17.000 atletas se levantará en la isla de Harumi
en un espacio de 44 hectáreas que contará con edificios de diseño futurista y
amplias zonas verdes que costará unos 105.700 millones de yenes (804 millones
de euros). Por su parte, el nuevo estadio de Kasumigaoka será proyectado por
Zaha Hadid, que tiene previsto crear sobre la base del estadio olímpico de 1964
una estructura grandilocuente y dinámica en blanco nuclear con cubierta
retráctil y capacidad para 80.000 personas.
Sin embargo, el resultado final
podría variar con respecto al diseño presentado por el estudio de la arquitecta
angloiraní, ya que el Consejo de Deportes nipón, propietario del estadio, ha
hablado de revisar la selección de materiales. Esto es debido a que la obra
podría superar fácilmente los 200.000 millones de yenes (1.521 millones de
euros), en vez de los 130.000 (989 millones de euros) estipulados
originalmente.
De cualquier modo, el estadio deberá estar a punto para acoger
el Mundial de Rugby de 2019, probablemente el evento de mayor entidad en la
capital nipona de aquí a que se celebren los Juegos y el que pondrá más a
prueba buena parte de lo prometido por la candidatura. Aunque más de la mitad
de las sedes queden por levantar, los plazos no preocupan en absoluto en un
país donde el sector de la construcción es uno de los más activos y avanzados
del mundo.
Los grandes descampados de las múltiples islas ganadas al mar que
pueblan la bahía de Tokio han permanecido años intactos a la espera de que el
COI eligiera o no a la capital nipona. El Gobierno de la ciudad, que ya tenía
previstos nuevos desarrollos hacia la franja oriental del estuario al margen de
los Juegos, aprovechará ahora el evento para abanderar dicha expansión
urbanística.
El Comité Organizador también deberá empezar a coordinar el
programa de eventos de prueba, que se celebrarán en condiciones muy similares a
las competiciones que tendrán lugar en 2020, durante un periodo de entre dos
años y tres meses antes de los JJOO.
Se prevé que el primero de estos ensayos
sea una prueba de vela que se celebrará en julio de 2018 en el futuro Puerto
Olímpico de Wakasu, junto a la boca de la bahía. Al margen de la propia candidatura,
queda además un reto mayúsculo que va a depender principalmente del Gobierno de
Japón; la situación en Fukushima.
El primer ministro Shinzo Abe declaró en
Buenos Aires su compromiso de cara a que la radiación no afectará a Tokio. Cumplirlo
no será nada fácil al tratarse de una crisis nuclear tremendamente compleja que
a partir de la selección de Tokio como sede olímpica será escrutada aún más de
cerca si cabe por la comunidad internacional.
Las
votaciones en Buenos Aires
La victoria de Tokio sobre Estambul fue
clara, con 60 votos a favor de la capital japonesa contra 36 de la ciudad
turca. Madrid fue perdedora por tercera ocasión, con 26 votos.
En la
primera ronda, Madrid y Estambul empataron a 26 votos, por 42 de Tokio; en el
desempate para decidir la primera eliminada, Madrid cayó al quedarse en 45, por
49 de Estambul. Tokio marchó por delante desde la primera votación
y casi dobla a Estambul en la ronda definitiva.
El resultado, 60-36, recuerda
al de hace cuatro años, cuando Río de Janeiro derrotó a Madrid por 66-32. Los
26 votos de Madrid es el resultado más pobre que obtiene la ciudad española en
sus tres candidaturas consecutivas. Tanto Madrid 2012 como Madrid 2016
obtuvieron un máximo de 32 votos, por lo que este tercer intento no ha sido
solo el de la eliminación más temprana, en primera ronda, sino también el de
peor resultado.
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