Previsoras,
las grandes inmobiliarias ya se pusieron en marcha semanas antes de la
designación de la candidatura nipona y firmas como Daiwa House Industry
adquirieron terrenos a precios de casi el doble del mercado.
EFE | Martes 24 de septiembre de 2013
Hasta
el momento, la zona de la isla de Harumi, elegida para acoger la Villa
Olímpica, no es más que un descampado medio abandonado en uno de terrenos
ganados al mar de la bahía, donde predomina la actividad portuaria e industrial
y la vegetación crece a su antojo. Ahí, en un espacio de 44 hectáreas
perteneciente al Gobierno Metropolitano de Tokio, se construirá la residencia
para los atletas, con capacidad para albergar a cerca 17.000 deportistas en
edificios de diseño futurista y amplias zonas verdes, cuyo coste alcanzará los
105.700 millones de yenes (787 millones de euros).
La
designación de Tokio como sede para los Juegos Olímpicos de 2020 ha disparado
las expectativas económicas, despertando a las grandes inmobiliarias del país,
que se frotan las manos ante el esperado incremento del precio del suelo en la
olvidada zona de la bahía de la capital japonesa.
Justo después conocerse la
decisión del COI, centenares de tokiotas aprovecharon para celebrarlo por la
ciudad, mientras otros acudieron a la zona de la bahía, centro neurálgico del
proyecto donde se situará la Villa Olímpica y la mayor parte de las sedes
deportivas, a la caza de jugosas inversiones inmobiliarias.
La jornada de
puertas abiertas organizada por la empresa Mitsubishi Estate para mostrar su
proyecto de apartamentos de lujo "Parkhouse Harumi Towers", a pocos
metros de la futura residencia de los atletas, duplicó sus visitas esa mañana
del 8 de septiembre con respecto a la semana anterior y registró un récord de
10 ventas.
El complejo, que para los
Juegos estará perfectamente comunicado con el corazón de la ciudad, servirá
además como legado para sus ciudadanos, después de que el Gobierno haya
anunciado que, después, sus infraestructuras se transformarán en viviendas para
recuperar parte de la inversión y la costosa remodelación del estuario
capitalino.
Alrededor de la Villa Olímpica, Tokio 2020 contará con decenas de
sedes deportivas, nueve de ellas en la zona de Harumi, entre ellas el estadio
de voleibol o el centro para deportes acuáticos, lo que ha disparado el precio
del suelo al estar considerado como el mayor proyecto urbanístico en la
actualidad en Tokio.
Previsoras, las grandes inmobiliarias ya se pusieron en
marcha semanas antes de la designación de la candidatura nipona y firmas como
Daiwa House Industry adquirieron terrenos a precios de casi el doble del mercado.
En concreto, Daiwa, agente inmobiliario y constructor con sede en Osaka, compró
un terreno de 3,6 hectáreas en esa zona por 42.100 millones de yenes (313
millones de euros), muy por encima del valor de la segunda puja de 23.000
millones de yenes (171 millones de euros).
"Daiwa ha debido estar
ahorrando y echando números de cara a la designación de Tokio como sede
olímpica", indicó al diario económico Nikkei el analista nipón Takeshi
Ide, de la firma especializada en el sector inmobiliario Tokyo Kantei. Pero
éste no es el único terreno que se encuentra desocupado, ya que la bahía
alberga vastas zonas libres en la contigua isla de Ariake, en la que el
Gobierno tokiota cuenta con unas 20 hectáreas destinadas a la construcción de
sedes temporales para los Juegos que, tras el evento, se espera salgan también
a subasta.
Actualmente, en el distrito de Ariake, rodeado de centros
comerciales, almacenes, fábricas, un estadio cubierto de tenis y el recinto
ferial 'Tokyo Big Sight', viven cerca de 7.000 personas, una cifra que se
espera se llegue a elevar hasta los 38.000 ciudadanos gracias a los Juegos,
según las estimaciones del consistorio.
Además, en esa zona de islas
artificiales, en concreto en Toyosu, está proyectado a partir de 2015 el
traslado de la histórica lonja de pescado de Tsukiji, la mayor del mundo y uno
de los principales atractivos turísticos de la ciudad, en un movimiento que
esperan pueda animar aún más la zona.
Esta expansión en la productiva bahía
tokiota tendrá aspectos "positivos y negativos", recalcó al diario un
miembro de la asociación de empresarios de la zona, preocupado por el
previsible incremento del tráfico y el exceso de optimismo. Mientras, de lo que
nadie habla abiertamente por el momento es sobre la posibilidad de que, en
lugar de bonanza, Tokio 2020 provoque en la zona una temida "burbuja
olímpica", sobre todo después de las devastadoras consecuencias, aún
palpables, que la crisis inmobiliaria provocó en Tokio a finales de los 80.
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