EFE | Miércoles 25 de septiembre de 2013
"Veo
que las nuevas generaciones son cada vez más interesantes y me atrevo a decir
que el cine que hacen también, mucho más interesante que el cine de mi
generación, incluyendo el mío. Y lo mejor -ha añadido el productor, director y
guionista mexicano Alfonso Cuarón- es que no se trata del cine de uno o dos
países, sino de un fenómeno muy amplio".
El
director de cine mexicano Alfonso Cuarón dijo ayer en el Festival de San
Sebastián, donde ha presentado su cinta de ciencia ficción "Gravity",
que el cine latinoamericano está en un momento "impresionante" y que
las nuevas generaciones hacen un cine "más interesante" que el suyo.
"Siempre
existe el miedo a que salga una generación que marque y que después todo se
vuelva a adormecer", ha dicho el realizador de "Y tu mamá
también", en una nutrida rueda de prensa en la que fue recibido con una
ovación en reconocimiento a su última producción internacional, que
protagonizan Sandra Bullock y George Clooney.
En ese sentido, ha agregado que
cada vez cree menos en países y más en "una nueva generación que viene sin
los complejos de las anteriores", lo que se refleja en ese buen trabajo. Junto
al director se sentó a la mesa de la sala de prensa del Kursaal su hijo Jonás,
coguionista de esta historia que habla "de una mujer a la deriva, en el
vacío, y cada vez más lejos de las comunicaciones humanas", una metáfora,
explica el maestro, que no implica que sea una mujer, un hombre o un
astronauta.
"Es un personaje que vive en su propia burbuja", señala y
añade que la intención es involucrar al espectador de una manera emocional en
la historia de sus adversidades, "que las tiene todo el mundo". El
director provocó las risas de la sala al comentar que la película, que tardo
cuatro años y medio en salir adelante "por un error de cálculo", iba
a ser "relativamente sencilla y con algunos efectos especiales", ya
que el producto final conseguido es un prodigio de tecnología, asesorado por
los mejores expertos, incluidos auténticos astronautas y profesionales de la
NASA.
En ese punto, Jonás apuntó que querían "ser fieles a la
realidad" por lo que hubo que cambiar cosas, aunque lo más difícil fue
"entender cómo funciona todo con cero gravedad", ya que "nuestro
cerebro está programado para ver las cosas con gravedad". Hubo que
despojar hasta a los dibujantes de ese concepto de "horizonte y
peso", añadió Alfonso.
En cuanto a la experiencia de trabajar juntos,
padre e hijo demostraron una complicidad a prueba de bombas y un entendimiento
que va más allá del amor fraterno porque está basado, dijo Alfonso, en la
admiración: "Ya habíamos colaborado antes en un corto y nos entendimos muy
bien, creativa y profesionalmente, como dos escritores".
Técnicamente, el
realizador ha explicado que ha usado largos planos secuencia por su fuerza
narrativa y para sumergir al espectador en la realidad del personaje, desde que
"sucede el desastre", explica, hasta entrar en su casco y cambiar el
punto de vista del público para que se involucre como otro personaje más.
Tras
afirmar que él se quedó en el "Pacman" y que su hijo tampoco es
"mucho" de videojuegos, ha reconocido que sí quería transmitir la
sensación de "montaña rusa". Y ha defendido el trabajo realizado por
Bullock: "Tendríais que haber visto las condiciones en las que rodó, la
disciplina, la predisposición, su capacidad de abstracción (...), aislada
porque no podíamos acercarnos a ella por los aparatos técnicos; su trabajo
físico, colgada de cables: todo desaparecía, y era interpretación y
emoción".
Ambos guionistas han hablado de la secuencia del
"renacimiento" que experimenta al pisar el suelo, arrastrándose fuera
de un lago que "está turbio como una sopa primordial o liquido
amniótico", al igual que los primeros habitantes del planeta. "Se
levanta encorvada hasta que queda erecta, en un guiño a la evolución",
explica el director, que asegura que en el proceso de creación ni su hijo ni él
se refirieron nunca a películas de ciencia ficción.
Salieron a relucir, cuentan
los Cuarón, "El diablo sobre ruedas", de Spielberg, o "Un
condenado a muerte", de Bresson. "No puedo comparar esta películas
con esas", salvo por el hecho de que en todas, explica el maestro,
"los muros se vuelven metafísicos".
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