A Pinochet, hasta el golpe, se le consideraba "constitucionalista
y leal"
EFE | Viernes 14 de junio de 2013
A 40
años del derrocamiento de Salvador Allende, uno de sus antiguos asesores, el
español Joan Garcés, relató hoy que los intentos golpistas comenzaron en 1970,
antes incluso de que el presidente socialista asumiera el poder en Chile.
"La
dinámica golpista se inició no en el año 1973, sino inmediatamente después de
las elecciones de septiembre de 1970", aseguró Garcés, que asesoró a
Allende en el último año de su mandato. El abogado participó desde Madrid,
mediante videoconferencia, en un seminario celebrado hoy en la Universidad
Alberto Hurtado, en Santiago de Chile.
El primer intento golpista, según
Garcés, se produjo el 25 de octubre de 1970 con el asesinato del entonces
comandante en jefe del Ejército, René Schneider, a manos de un grupo de
ultraderecha, como parte de un plan para evitar que Allende asumiera el poder
el 4 de noviembre. Hubo nuevos conatos de golpe en marzo y en octubre de 1972 y
en junio de 1973, cuando se produjo el denominado 'tanquetazo', todos ellos
sofocados con éxito por los militares que se mantenían leales al sucesor de
Schneider, el general Carlos Prats.
Dos meses después, el 21 de agosto, se
detectó la presencia de las esposas de seis generales en una manifestación en
la que se proferían gritos contra Prats. Éste, ante el intento frustrado de
llamar a retiro a esos altos mandos, presentó su dimisión el día 23 y recomendó
a Augusto Pinochet como su sucesor por considerarlo constitucionalista y leal.
El
11 de septiembre, un grupo de militares, con la complacencia de Pinochet, se
alzó contra Allende, que ese mismo día iba a convocar un plebiscito para
someter a aprobación un nuevo proyecto de constitución. Sobre el papel de la
Democracia Cristiana y de Patricio Aylwin, que a la postre se convirtió en el
primer presidente (1990-1994) tras la recuperación de la democracia, Garcés
tiene una opinión crítica.
"La Democracia Cristiana, desde el año 1970,
cuenta con una corriente que quiere cambiar el sistema político, inclusive
destruyendo las instituciones democráticas en los hechos, aunque verbalmente
digan otra cosa", estimó. La DC, que desde 1990 integra la Concertación de
centroizquierda junto al Partido Socialista y a otras dos formaciones más
pequeñas, tuvo diferencias internas respecto al golpe y, mientras algunos
guardaron silencio o lo apoyaron, otros lo condenaron públicamente y lo padecieron
en la cárcel o el exilio.
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