Pero esta dieta no ofrece menús cerrados, sino en un intercambio entre seis grandes grupos de alimentos sin prohibir ninguno de ellos:
"El método permite a la persona establecer sus propios menús pero con un aprendizaje previo del sistema que le ayude a gestionar sus hábitos alimentarios, siempre en relación con el tipo de ejercicio y el modelo de vida", explica la doctora Joima Panisello, vicepresidenta segunda de la Asociación Método por Intercambios que nació en septiembre de 2014.
Esta asociación, presidida por Clotilde Vázquez, jefa de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, está integrada por reconocidos endocrinos, nutricionistas, internistas, psicólogos y profesionales de la actividad física.
Este programa de alimentación es un sistema abierto que permite elegir los alimentos según los gustos de cada persona y adaptándose con flexibilidad a cada momento: un restaurante, el almuerzo en el trabajo o en casa.
"A la persona le damos la posibilidad de ser autónoma, tras pasar por una época de aprendizaje. Puede aplicarlo tanto en su vida diaria como en actos sociales. Le enseñamos a comer. El objetivo es acompañarle para luego dejarle volar solo", apunta Panisello.
El método consiste en planificar intercambios o unidades de alimentos equilibrando los hidratos de carbono, proteínas, grasas, lácteos, verduras y frutas a lo largo del día y en función de las necesidades calóricas de cada persona.
El primer paso es que el especialista realice una historia clínica del paciente con sobrepeso u obesidad; conocer si sus impulsos para comer son una respuesta a factores psicológicos; cómo es su actividad física y otros hábitos de vida con el fin de fijar un gasto calórico ajustado y planificar su dieta repartida, en general, en cinco comidas al día y combinada con un ejercicio físico reglado.
El paciente se regirá por una tabla de alimentos donde se muestran las equivalencias de los "intercambios" en alimentos, una elección visual sin necesidad de pesar.
La instructora de yoga Sasha Hawley dirige una clase en el oceanario de Sidney (Australia). EFE/Dan Himbrechts
La actividad física es un pilar fundamental en este método. Ayuda a quemar las calorías consumidas además de ser un hábito de vida saludable.
El ejercicio físico en este método también se mide por intercambios en función de la intensidad y características de cada actividad física y deportiva.
Pero si la actividad física es importante, la motivación psicológica también lo es. "Es necesario ayudar a reconocer y gestionar las emociones. Hay personas que no saben que comen por nerviosismo o por aburrimiento", explica la doctora.
Pero también es importante situar a la persona en la fase en la que se encuentra dentro de esa "rueda del cambio" de su vida. No es lo mismo si está en la fase contemplativa, donde se plantea adelgazar pero no ha empezada a actuar, que en la fase de acción o incluso en la de recaída donde necesita apoyo para volver a la senda.