El
primer ministro admitió que todavía no existe "certeza al cien por
ciento" de que Bachar al Asad haya usado armas químicas contra la
población el pasado 21 de agosto.
EFE | Viernes 30 de agosto de 2013
Ante
las crecientes críticas en el Reino Unido y el rechazo laborista, la moción que
votó hoy la Cámara de los Comunes posponía explícitamente la decisión final
sobre un ataque a Siria hasta que los inspectores de la ONU divulguen sus
conclusiones sobre el uso de armas químicas por parte del régimen sirio. Con la inclusión de esa condición,
Cameron pretendía asegurarse el apoyo de los diputados conservadores que se
habían mostrado críticos con la posición del Gobierno.
El
Parlamento británico paralizó hoy los planes para intervenir en Siria del
primer ministro británico, David Cameron, al tumbar en una sesión de urgencia
la posibilidad de lanzar un ataque contra el régimen de Bachar al Asad.
La
moción del Gobierno británico, que defendía una acción militar "legal y
proporcionada" en Siria, fue rechazada por un estrecho margen de 13 votos
-285 en contra y 272 a favor- a pesar de que anoche Cameron había cedido a las
presiones que le llegaban tanto desde la oposición como de su propia coalición
para matizar el texto.
El resultado en la Cámara de los Comunes obligó a
Cameron a admitir que "el Parlamento y los británicos no desean ver una
intervención militar". "Lo entiendo y actuaré en consecuencia",
adelantó Cameron poco después de conocer el resultado de la votación, mientras
que el ministro de Defensa, Philip Hammond, confirmó que la negativa del
Parlamento obliga al Reino Unido a evitar involucrarse en una acción
internacional contra Siria.
Hammond señaló a la cadena BBC que Estados Unidos
"estará decepcionado por el hecho de que el Reino Unido no estará
involucrado", si bien subrayó que no cree que la ausencia británica
"detenga cualquier acción" contra el régimen de Bachar al Asad.
Durante
una sesión que se alargó durante casi ocho horas, se repitieron los
llamamientos por parte de todas las fuerzas políticas a tener en cuenta las
lecciones aprendidas en Irak, si bien Cameron subrayó que ambos conflictos
guardan profundas diferencias. El primer ministro admitió que todavía no existe
"certeza al cien por ciento" de que fueron las fuerzas del régimen de
Bachar al Asad las que arrojaron armas químicas contra la población el pasado
21 de agosto, si bien subrayó que, en la práctica, "nadie duda
seriamente" de que así fue.
El líder "tory" argumentó que
agentes con peso en la región como la Liga Árabe, e incluso el actual
presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se opusieron en 2003 a la
intervención en Irak pero apoyan ahora una "acción humanitaria" que
proteja a la población siria de los supuestos ataques del régimen sirio. "No
se trata de tomar partido en el conflicto ni de una invasión, ni de cambiar el
régimen o ayudar a la oposición", sino de "defender la prohibición
mundial de usar armamento químico", afirmó Cameron ante los
parlamentarios.
El líder laborista, Ed Miliband, resaltó por su parte la
necesidad de construir un marco de "legitimidad y autoridad moral"
antes de optar por una solución militar y conminó al Gobierno a reunir pruebas
"contundentes" contra Al Asad antes de ordenar un ataque.
También
hubo advertencias desde distintas bancadas sobre las posibles consecuencias
para la estabilidad en la región de una irrupción occidental en el conflicto
sirio. El diputado conservador Douglas Carswell mostró sus "profundas
dudas sobre aquello que lograría un ataque con misiles y bombas" y apuntó
que "no está claro cómo se pondría fin a la intervención".
En ese
mismo sentido, el laborista Jack Straw, ministro de Exteriores británico cuando
se atacó Irak, advirtió de que una vez iniciada una incursión militar no
resulta sencillo retirarse: "Aún conservo cicatrices que lo prueban",
afirmó. "Las pruebas deben preceder a la decisión, no las decisiones
preceder a las pruebas", dijo el líder laborista, que sin embargo no había
descartado secundar el uso de la fuerza contra posiciones del régimen sirio si
las evidencias confirman que el ejército de Asad disparó armamento químico
contra civiles.
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