Washington.- "Bienvenido, señor primer ministro. Espero con gusto mantener nuestra conversación. Tenemos mucho de que hablar", dijo Harris con semblante serio durante el breve apretón de manos con Netanyahu ante la prensa.
El saludo tuvo lugar en una sala decorada con banderas israelíes y estadounidenses en el edificio ejecutivo Eisenhower, contiguo a la Casa Blanca, donde acto seguido comenzó la reunión privada.
La reunión con Netanyahu generó altas expectativas porque Harris tiene prácticamente asegurada la nominación del Partido Demócrata después de que el presidente, Joe Biden, renunciara a presentarse a la reelección, y podría dar pistas sobre la relación que mantendría con Israel en caso de ganar las elecciones de noviembre.
Harris, que dentro de sus funciones tiene la de presidir el Senado, fue la gran ausente en el discurso que Netanyahu dio el miércoles ante el Congreso de Estados Unidos, donde defendió mantener su guerra contra Hamás hasta la "victoria final".
La vicepresidenta emitió este jueves un comunicado para condenar la quema de una bandera estadounidense y las consignas a favor de Hamás que hubo ayer durante una manifestación propalestina en contra de la presencia de Netanyahu en Washington.
Antes de reunirse con Harris, el primer ministro israelí se entrevistó con Biden en el Despacho Oval de la Casa Blanca y luego ambos líderes se encontraron con familiares de rehenes que permanecen secuestrados por Hamás en Gaza.
El objetivo principal de Biden es presionar a Netanyahu para cerrar dentro de las próximas semanas un acuerdo con Hamás que permita una tregua en Gaza y la liberación de los rehenes.
Biden y Netanyahu no se veían desde que el presidente estadounidense viajó a Israel como muestra de solidaridad tras el ataque perpetrado por el grupo islamista palestino el 7 de octubre que dejó 1.200 muertos y desencadenó la ofensiva israelí sobre el enclave.
A pesar de ser el mayor suministrador de armas de Israel, el Gobierno de Estados Unidos ha sido crítico con los bombardeos israelíes sobre zonas densamente pobladas, los ataques a hospitales y las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria.