"Yo sí temo por mi vida, más todavía en el momento en el que estoy. Hoy responsabilizo mucho más al presidente Daniel Noboa Azín y a sus ministros por cualquier atentado o ataque contra mí o mi familia, o contra el equipo de trabajo cercano que tengo", declaró Abad por videoconferencia en una comparecencia ante la comisión parlamentaria que investiga presuntas irregularidades en la administración pública.
"Por supuesto que me siento amenazada, (...) se han dedicado perseguirme a mí y a mis colaboradores. Han tenido que cambiarse de domicilios y de líneas telefónicas. Han recibido mensajes persecutorios. Tengo ataques cibernéticos no sólo a mis redes personales, sino a las redes institucionales", abundó.
El distanciamiento entre Noboa y Abad comenzó en la campaña de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2023, y la ruptura se plasmó tras la investidura, cuando el gobernante, en una de sus primeras decisiones como mandatario, la envió como embajadora a Israel, una misión que habría abierto la puerta de su destitución en caso de negarse.
Desde entonces, Abad señaló que "la violencia política (hacia ella) ha sido una constante en este Gobierno, a vista y paciencia de la opinión pública, de políticos, de jueves, de fiscales, de periodistas y autoridades".
"Hay claramente el uso y el abuso de la estructura pública para el ataque de una persona, basado en el engaño, la calumnia, las actitudes perversas, las difamaciones... para tapar la incapacidad de un Gobierno", indicó la vicepresidenta.
"Yo resistiré, no voy a ceder ante tanto atropello. Voy a respetar el equilibrio y el orden constitucional. Por eso estoy aquí (en Israel). Me han querido tener desterrada, secuestrada y censurada", añadió en referencia a la instrucción de la Cancillería de no declarar sin su consentimiento previo.