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Guillermo y Estefany junto a sus hijas Ana Michell y Emily Sophia.
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Guillermo y Estefany junto a sus hijas Ana Michell y Emily Sophia.

Guillermo Rodríguez y Estefany Toribio

Por Margarita Mendoza
viernes 14 de febrero de 2025, 05:53h
Estefany y Guillermo, casados por 20 años, superaron la distancia física durante 12 años mientras él trabajaba en el extranjero. A pesar de las dificultades, mantuvieron su amor y compromiso familiar. Recientemente se reunieron en Nueva York, donde celebran su unión y los logros educativos de sus hijas.
Guillermo y Estefany
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Guillermo y Estefany

"Somos una pareja que, contra todo pronóstico, damos ejemplo de que el amor todo lo puede. Nos conocimos en secundaria y cuando entramos en la universidad nos hicimos novios. Nos casamos a muy temprana edad, y mi compañero me apoyó con la educación de mi hija mayor para que yo pudiera asistir a clases. Luego de que yo me graduara, él continuó sus estudios.

"Tenemos 20 años de casados, pero por circunstancias y en busca de mejores oportunidades, nos distanciamos físicamente durante 12 años, viviendo en países diferentes. Superamos muchas pruebas difíciles, incluyendo la ausencia del padre, que aun a distancia siempre tenía contacto diario con sus hijas y nos acompañaba todos los años para las fiestas de Navidad y Año Nuevo."

Estas fueron las palabras de Estefany Toribio, una mujer con determinación y fortaleza de espíritu que supo asumir ambos roles durante todo ese tiempo y que siempre se sintió bajo el amparo de su compañero y de los padres de ambos. Guillermo nunca los abandonó. Siempre tuvieron la certeza de que llegaría el momento en que lograrían estar todos juntos.

Hace alrededor de un mes partieron hacia Estados Unidos, luego de un largo trayecto para conseguir la documentación que legalizara la estadía de esa familia.

Estéfany es ahijada de quien escribe. Su padre me suministraba artículos de ebanistería que vendía en hoteles y tiendas de regalos. Siempre vi en esa pareja de padres el interés de educar con amor a esos hijos y de tener aspiraciones para que fueran profesionales.

Desde que tuve acercamiento con Estéfany, supe que sería una mujer líder. Poseía mucha confianza en sí misma y gustaba de disfrutar las bonanzas de familias más pudientes. Esa certeza me acompañó siempre y cuando se casó me pidió que fuera su madrina de bodas, a lo que asentí con mucho gusto.

Su compañero vio una oportunidad de irse al extranjero para dar una mejor vida a su familia y ella quedó al frente. Ya estaba trabajando como contadora de una empresa y se enfocó en organizar a sus hijas en un apartamento en los altos de la casa de sus padres. Le tomó varios años, pero lo logró.

Son incontables los logros de esta pareja para dar la mejor educación a sus hijas, siempre basados en principios morales y religiosos.

Hoy el amor venció y están felizmente juntos en Nueva York disfrutando de la unión a la que por tantos años aspiraron.

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