La
ciudad californiana era conocida como "La capital mundial de los murales" en
las décadas de 1980 y 1990, corona que ahora ostenta Filadelfia.
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El muralista Willie Herrón posa frente a un mural en Los Ángeles, California. |
Luego de 10 años de prohibición vuelven los muralistas a Los Ángeles
Por EFE
viernes 06 de septiembre de 2013, 01:51h
Esta
"ley seca" de la pintura entró en vigor en 2002 como respuesta
municipal a los litigios en los que se veía envuelta la ciudad con empresas
publicitarias que reclamaban su derecho a usar las paredes con fines
comerciales, igual que los muralistas lo hacían por amor al arte.
La ciudad de Los Ángeles puso fin este
miércoles 4 de septiembre a más de una década de prohibición artística y se
reconcilió con su larga historia de muralismo callejero, una forma de expresión
social con personalidad de barrio e influencia hispana que tratará ahora de
renacer con una nueva voz.
Los concejales del
ayuntamiento de la mayor ciudad de California confirmaron la ordenanza que
regulará la relación de la urbe con sus autores de pincel y espray, quienes
tras abonar 60 dólares podrán conseguir permisos para convertir las paredes del
municipio en un lienzo en el que desarrollar su creatividad.
"Los
muralistas han estado prisioneros y nuestros murales han ido
desapareciendo", explicó a Efe la directora de la organización Mural
Conservancy of Los Angeles (MCLA), Isabel Rojas Williams, una de las promotoras
del cambio normativo. Superadas las trifulcas legales, en 2010 comenzó a
fraguarse en los pasillos del consistorio un texto, que el alcalde Eric
Garcetti rubricará en un plazo de 11 días, que hiciera borrón y cuenta nueva,
que acomodara la libertad de expresión en sus avenidas sin transformar la
ciudad en un gran anuncio.
Williams prevé un florecimiento artístico en las
calles que servirá para reclamar el título de capital mundial de los murales
como se la conocía en las décadas de 1980 y 1990, corona que ahora ostenta
Filadelfia, si bien el legado angelino se remonta hasta tiempos del muralismo
mexicano que introdujo David Alfaro Siqueiros en 1932 con su "América
Tropical", restaurado en 2012.
La moratoria de 11 años sumió Los Ángeles
en una etapa oscura en la que los grafiteros eran unos proscritos cuyos
trabajos se perseguían y eliminaban, que pintaban deprisa, con la mirada por
encima del hombro ante el temor de ser cazados por la policía. La restricción
tuvo como resultado obras con escaso contenido, "desechables", como
las describió uno de los referentes del movimiento chicano en Los Ángeles,
Willie Herrón, que atendió a Efe subido en un andamio mientras avanzaba en uno
de sus proyectos, un mural de 20 metros cuadrados en la comunidad latina de
City Terrace.
Herrón empezó a pintar hace 40 años, primero dejando simplemente
su firma para después evolucionar en transmisor de un mensaje de lucha social
ante la injusticia. El mismo mensaje que reproduce en su nueva obra, un encargo
con todos los papeles en regla gracias al patrocinio del Museo de Arte del
condado de Los Ángeles (LACMA).
Él consideró que tenía que dar un paso al
frente y colaboró para que la ordenanza fuera posible. "Muchos de estos
artistas que están empezando con el grafiti necesitan evolucionar y lo harán.
Necesitan ser guiados y siento que yo debería ser el canalizador",
manifestó Herrón cuyos intereses personales se centran en recuperar obras
enterradas por la censura bajo capas de pintura.
A finales del siglo XX
existían más de 3.000 murales en las calles angelinas, hoy las autoridades
culturales tienen registrados apenas 300, mientras que los archivos de MCLA
sitúan la cifra en 2.000. La nueva normativa cambiará el estado de esas obras
que pasarán a estar protegidas por el ayuntamiento, en vez de tapadas.
Una
lista a la que en un plazo de 3 meses, tiempo que se demorará la puesta en
práctica de la ordenanza, pronto se sumarán otras.
Jaime Reyes, conocido como
"Vyal", se inició en el grafiti inspirado por los murales de Herrón
que veía de niño por su barrio. Ya de adolescente tenía buena mano con el
espray y forjó una reputación que le ha llevado a tener reconocimiento
internacional.
Ahora es el mentor de las nuevas generaciones en el centro Self
Help Graphics & Art de East Los Angeles, allí recluta a jóvenes que ve
experimentando con el grafiti y les da formación, al tiempo que recubren
ilegalmente con su arte las fachadas de los edificios que las pandillas marcan
con sus símbolos.
"Nos interesa embellecer el espacio. A todo el mundo le
gusta. Sí que corremos riesgos, pero siempre lo hemos hecho. Los veteranos en
las bandas aprecian lo que hacemos, los más jóvenes son los que escriben en los
muros. Pero que yo pinte no cambia quién tiene el control sobre un
barrio", indicó Vyal.
Esta nueva hornada de artistas, más próximos al hip
hop que a la causa chicana, buscó formas para esquivar la prohibición. A veces
un colchón viejo, otras un sofá abandonado les servían para practicar, cuando
no la chapa de una camioneta. "No puedes ilegalizar los camiones de
reparto", aseguró Vyal.