Santo Domingo.- Jean-Yves demostró su "habilidad de combinar
sensibilidades musicales poéticas con deslumbrante proeza técnica", cuando interpretó
el sábado, en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, el
concierto No.2 en La mayor, S. 125, para piano y orquesta, del compositor
húngaro Franz Liszt.
Los cálidos aplausos lo motivaron a
sentase de nuevo al piano, para interpretar la pieza Pavana para una infanta difunta, de Maurice Ravel, la cual dedicó a
Doña Margarita Copello, presidente de la Fundación Sinfonía, institución que
organiza el Festival Musical.
Considerado uno de los mejores pianistas
del mundo, Thibaudet inició sus estudios de piano a la edad de cinco años e
hizo su primera aparición en público a los siete. Su profundidad y carisma
natural lo han convertido en uno de los solistas más buscados por las
principales orquestas, directores y festivales del mundo. En una ocasión el New
York Time exclamo: "...cada nota que él toca es una perla... nadie debe perderse de
la alegría, brillantez y musicalidad de su actuación".
El programa de esta gran noche musical
inició con la Obertura de Tannhäuser, de Richard Wagner, interpretada en forma
satisfactoria por la Orquesta del Festival, bajo la diestra batuta del maestro
Ramón Tebal.
El cierre fue impresionante, donde de
nuevo brilla la Orquesta y su Director, así como el concertino Cristian Chivu y
otros intrumentistas, en la ejecución de
la Suite Sinfónica Scheherazade, Opus 35 de Nicolai Rimsky-Korsakov. Una
obra considerada por entendidos como perfecta, dada su coherencia musical y
temática desde el inicio hasta el final.
Margarita Miranda Mitrov, apunta en el
programa de mano: "Scheherazade es una pieza verdaderamente maravillosa. Está
llena, además, de oportunidades para el lucimiento de los solistas de la
orquesta. Su vitalidad, el encanto de sus canciones, y la brillantez sin
esfuerzo de su orquestación nunca dejan de impresionar y dar placer".