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De izquierda a derecha, Elena Quiroga, Ursula Parrott y Anna Murià.
De izquierda a derecha, Elena Quiroga, Ursula Parrott y Anna Murià. (Foto: Fuente externa)

El rescate de las autoras olvidadas

Por Xiomara Martínez
domingo 20 de abril de 2025, 17:00h
La literatura escrita por mujeres ha sido históricamente ignorada y minimizada. Autoras como Sylvia Plath y Elena Fortún enfrentaron exclusión en círculos literarios. A pesar de avances gracias al activismo feminista, persiste una desigualdad en la publicación y reconocimiento de escritoras en comparación con sus homólogos masculinos.

Madrid.- Durante siglos la literatura escrita por mujeres fue ignorada, minimizada o excluida de los cánones establecidos. Escribían en diarios íntimos, cartas personales, manuscritos ocultos o firmados con seudónimos masculinos hasta que un día fueron rescatadas y sacadas del anonimato, la mayoría después de su muerte.

"A las mujeres les ha costado mucho entrar en unos círculos donde se creaba la literatura y se decidía su publicación, círculos como tertulias, redes de amistad, festivales o editoriales en los que sí estaban los hombres", explica a EFE Laura Feixas, escritora y crítica literaria.
Freixas ejemplifica esta exclusión con casos como el de la estadounidense Sylvia Plath (1932-1963), quien no fue integrada en el círculo literario de su esposo, Ted Hughes, mientras vivió, y cuya novela 'La campana de cristal', publicada un mes antes de morir, se convirtió en un icono contra el machismo, la desigualdad y el maltrato a la mujer.
También en la española Elena Fortún (1886-1952), que nunca se atrevió a publicar sus novelas de temática lésbica en vida; a Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), una mujer beligerante que defendió en sus escritos el derecho de las mujeres al conocimiento; y a la poeta estadounidense Emily Dickinson (1830-1886), quien "radicalmente renuncia a publicar" al no sentirse comprendida ni valorada.
"Cuando las mujeres escriben sobre sus experiencias, como la maternidad o el deseo, estas son vistas como un tipo de literatura menor o irrelevante. No hemos podido o querido hablar de eso porque habría sido escandaloso o despreciable por irrelevante", indica Feixas.

Casos como los de la brasileña -nacida en Ucrania- Clarice Lispector (1920-1977), cuya obra se enmarca en sus experiencias de vida, y la francesa Anaïs Nin (1903-1977), considerada después como una de las más notables escritoras de literatura erótica femenina, ejemplifican también cómo estas temáticas fueron ignoradas o menospreciadas en su época.

Los contextos sociales que les tocó vivir hizo que muchas mujeres tuvieran que escribir bajo el anonimato, apunta Rosa Montero, quien destaca a EFE el caso de 'Las mil y una noches', en la que se nota "claramente la mano femenina".

"Algunos de esos cuentos son tremendamente machistas y otros muy feministas. Sin duda hay manos femeninas en muchas obras que han pasado a la historia como anónimos", explica.

Montero hace hincapié también en que muchos de los escritos de mujeres se perdieron para siempre y solo en casos excepcionales salieron a la luz, como ocurrió con Emily Dickinson.

"Fue su hermana quien encontró más de mil poemas después de su muerte y los hizo públicos (...) Pero eso fue una casualidad, la mayoría ni lo intentaron", agrega.

La escritora española apunta además a un "problema de historiografía" en la tarea de desempolvar la herencia literaria de las mujeres en el mundo, porque "ha habido escritoras medievales, poetas árabes, autoras de música también maravillosas que no las leemos ni escuchamos".

"Incluso fueron conocidas en su tiempo y pudieron ser hasta populares. Pero como decía la escritora italiana Daccia Maraini, cuando la mujer muere, muere para siempre", lamenta Montero.

Feixas incide en que el entorno social y la creación literaria siempre han ido fuertemente ligados, - "sería un error decir lo contrario" - y por eso el rescate de las autoras olvidadas ha sido posible en gran medida gracias al activismo feminista, iniciado en parte por Virginia Woolf (1882-1941) con su obra 'A room of one's own' ('Una habitación propia', 1929).

"Ella es la primera que tiene una visión moderna, porque atiende a las condiciones materiales de la vida de las mujeres para explicar por qué han escrito tan poco. Su libro es el que pone en marcha toda la crítica feminista", argumenta.

A eso se suma el hecho de que en el siglo XX en Occidente las mujeres cada vez tienen mayor formación, "lo que contribuye al rescate de escritoras del pasado", añade Feixas

"Hemos avanzado mucho, estoy muy contenta y creo que esto ha sido fruto y sigue siéndolo del activismo feminista, pero no hemos alcanzado el 50% ni mucho menos", remarca.

Montero coincide con ella en que todavía "no hay una igualdad real", a pesar de que aparentemente cada día son más las mujeres que publican.

"Pero las cifras siguen demostrando lo contrario: se siguen publicando más autores hombres, alrededor de un 60%, y se les sigue premiando más. Tenemos todavía mucho camino por delante, pero hemos hecho también mucho", concluye.

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