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El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, deposita una corona de flores durante una ceremonia en memoria de las víctimas del tiroteo perpetrado este lunes en las instalaciones del Mando de Sistemas Navales, en Washington, Estados Unidos. |
El mortal tiroteo en Washington obliga a revisar los estándares de seguridad
Por EFE
miércoles 18 de septiembre de 2013, 05:18h
El
Gobierno de EEUU preparó hoy una revisión de los estándares de seguridad en las
bases militares y las agencias federales a raíz del tiroteo del lunes en
Washington, mientras el FBI sigue investigando los motivos del autor de la
masacre. El tiroteo en las instalaciones de la Marina acabó con la vida de 13
personas, incluido el supuesto autor, Aaron Alexis.
Las
autoridades estadounidenses no han logrado determinar todas las claves del
suceso, pero sí han comenzado a tomar medidas para evitar que se repita. El
presidente de EEUU, Barack Obama, encargó hoy una revisión de los estándares de
seguridad que se aplican a contratistas y empleados de todas las agencias
federales, según informó a los periodistas el portavoz de la Casa Blanca, Jay
Carney.
La medida llega después de que varios medios informaran de que el
supuesto atacante consiguió un pase de seguridad para entrar en las
instalaciones militares pese a haber sido expulsado de los reservistas de esa
división y a tener en su historial varios incidentes relacionados con el uso de
armas.
Por su parte, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, se prepara para
ordenar una revisión de la seguridad en las bases militares estadounidenses en
todo el mundo, según señaló un alto funcionario del Pentágono a varios medios
estadounidenses.
Hagel asistió hoy a una ceremonia solemne en las instalaciones
donde se produjo la tragedia, mientras las banderas seguían a media asta en los
edificios federales y las autoridades identificaban a los doce civiles
fallecidos durante el tiroteo, entre los que hay 3 mujeres y 9 hombres, con
edades entre los 46 y 73 años de edad.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI)
sigue trabajando para determinar los motivos que llevaron a Alexis, de 34 años,
a perpetrar el tiroteo, según reconoció hoy la directora asistente interina de
esa agencia, Valerie Parlave. "Seguimos llevando a cabo entrevistas, y
pedimos la colaboración de quienes hayan estado en contacto con Alexis para
componer una secuencia de sus movimientos recientes y para determinar sus
motivos", señaló Parlave en una conferencia de prensa.
Lo que sí ha podido
saber el FBI es que Alexis entró en las instalaciones con su propio permiso de
seguridad, previamente obtenido, y que portaba una escopeta, y no un rifle
AR-15, como habían indicado algunos medios. Es posible que, una vez dentro del
edificio, consiguiera además una pistola, explicó Parlave. El FBI cree además
que Alexis actuó solo y no contó con la ayuda de nadie más, pese a que los
informes iniciales hablaban de hasta tres atacantes.
Según la investigación
oficial, Alexis llegó al área metropolitana de Washington DC el 25 de agosto
pasado y se alojó en hoteles locales antes de mudarse a comienzos de septiembre
al sudeste de la ciudad, donde se encuentran las instalaciones navales. Aunque
por el momento no hay un informe oficial, varias fuentes apuntan ya a la
posibilidad de que Alexis sufriera o hubiera sufrido en el pasado problemas
mentales.
Según dos agentes federales citados por el diario The Washington
Post, que pidieron el anonimato, Alexis tenía un historial de enfermedad mental
y decía a la gente que escuchaba "voces", lo que le llevó a recibir
tratamiento en el Departamento de Asuntos de Veteranos. En agosto, Alexis llamó
a la policía de Newport (Rhode Island) y dijo que le perseguían tres personas
que le mantenían despierto por la noche "hablando con él y enviando
vibraciones a su cuerpo", según un informe policial citado por el Post.
Varias
fuentes han descrito a Alexis como un individuo solitario que tenía problemas
dentro de la compañía para la que trabajaba, una subcontratista de la empresa
Hewlett Packard, y que fue detenido por la policía en dos ocasiones, en 2004 y
2010, a raíz de incidentes con disparos pero sin víctimas.
Su padre aseguró
durante aquellas investigaciones que Alexis padecía un trastorno de estrés
postraumático (PTSD, en inglés) a raíz de su participación en las tareas de
rescate en los ataques de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001.
El
suceso, el más grave en la capital estadounidense desde los atentados del 11-S
y el más mortal en una instalación militar desde el sucedido en 2009 en Fort
Hood (Texas), que dejó también 13 muertos, ha desenterrado además el debate
sobre el control de armas en Estados Unidos, que fracasó en el Senado el pasado
abril. Carney aseguró hoy que el Gobierno de Barack Obama seguirá
"instando al Congreso a que escuche a sus electores y apruebe la
legislación" para aumentar el control de las armas.