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Panfletos con el texto "No todo el mundo está dispuesto a jugar a la guerra. Sí a la prohibición del reclutamiento ", en Berna, Suiza. |
El 73,2 % de los suizos rechazó abolir el servicio militar obligatorio
Por EFE
martes 24 de septiembre de 2013, 18:39h
En
la línea de lo que pronosticaban los sondeos, ningún cantón suizo refrendó en
las urnas la iniciativa popular de la organización pacifista "Por una Suiza
sin Ejército" (GSsA por sus siglas en francés), formada por socialistas,
verdes y colectivos feministas. Para sus
defensores, este ejército es como una escuela de vida para los jóvenes y un
elemento clave a la hora de cimentar una identidad nacional frágil en un país
con tres áreas lingüísticas -alemana, francesa e italiana- y donde el poder
federal es muy limitado frente al de los órganos regionales.
Los
suizos rechazaron el domingo masivamente y con contundencia -con un 73,2 por
ciento- la abolición del servicio militar obligatorio, la base de un ejército
de milicias visto como un factor de cohesión social y seña de identidad de la
Confederación Helvética.
Con un 46 por ciento de participación en el
referéndum, cerca de 1,76 millones de suizos dijeron "no" a esta
propuesta, que encontró mayor hostilidad en las regiones de habla alemana,
donde varios cantones registraron más del ochenta por ciento de votos
negativos. "El resultado es decepcionante, pero no es ninguna sorpresa.
Era previsible", admitía el portavoz del GSsA, Nikolai Prawdzic tras conocerse
los primeros sondeos a pie de urna.
Con
el apoyo de gran parte de la izquierda política y de cerca del 45% de los
jóvenes de entre 18 y 39 años, el objetivo último que perseguía esta iniciativa
era la desmilitarización de la sociedad helvética. En el lado del "no" se
encontraban todos los partidos del centro-derecha, el Parlamento y la coalición
de partidos que forma el Gobierno federal, todos partidarios de la continuidad
del actual ejército de milicias que cumple tareas humanitarias y apoya a las
autoridades civiles en caso de catástrofe.
Sin embargo, sus críticos declinan el argumento de la cohesión nacional,
basándose en que sólo los hombres están obligados a servir y casi la mitad de los
que son llamados a filas son rechazados, principalmente por motivos de salud, o
eluden esta obligación con el pago al Estado de una tasa de exención del cuatro
por ciento de su salario.
Además de
los defensores de la desmilitarización, entre los que apoyaron la propuesta del
GSsA también están los partidarios de un ejército profesional constituido sólo
por voluntarios, frente al modelo actual formado por 155.000 milicianos
activos, de los que sólo 2.650 son profesionales.
Por motivos estratégicos y presupuestarios, el número de efectivos
del ejército suizo se ha visto reducido considerablemente desde los años 60 del
siglo pasado, tras pasar de los 625.000 hombres de 1961 a los 100.000 que se
prevén para 2016. Se trata de una
cifra todavía demasiado elevada, según sus críticos, para una población de ocho
millones de habitantes.
El servicio
militar es obligatorio por ley para todo los hombres de entre 18 y 34 años y
comprende un curso básico de entrenamiento militar de siete semanas antes de
los 25 años, seguido de seis cursos de actualización de diecinueve días. La del domingo es la tercera vez desde
1989 que el GSsA lleva a referéndum la cuestión del servicio militar
obligatorio y fue hace veinticuatro años cuando obtuvo su mejor resultado, con
un 36% de apoyo ciudadano en un momento crucial, en coincidencia con la caída
del Telón de Acero.
En las dos
décadas transcurridas desde entonces, la mayoría de los países europeos han
puesto fin a la obligatoriedad del servicio militar, a excepción de Noruega,
Finlandia, Dinamarca, Estonia, Austria, Grecia, Chipre, y ahora también Suiza.