Santiago de Chile, 11 may (EFE).- El Gobierno "entra en una nueva fase, tan exigente e inspiradora, que requiere poner renovadas energías y rostros nuevos al frente de las tareas que hemos comprometido con el país y que la ciudadanía nos demanda", afirmó Bachelet durante el acto de toma de juramento a sus nuevos ministros.
Aseguró, no obstante, que su equipo saliente, encabezado por Rodrigo Peñailillo en el Ministerio del Interior, "trabajó intensamente para satisfacer las necesidades ciudadanas", con la concreción de 56 medidas prioritarias y 123 proyectos convertidos en ley desde marzo de 2014.
Desde entonces, el Gobierno de Bachelet se concentró en avanzar en reformas clave de su programa, principalmente la tributaria y la educativa, que busca la gratuidad, el fin del lucro y de la selección en la enseñanza, con financiación proveniente de la primera reforma.
Además, envió al Congreso una reforma laboral que fortalece los sindicatos y la negociación colectiva y anunció que en septiembre próximo comenzará el proceso de una nueva Constitución.
Pero el efecto de los avances se diluyó al destaparse la financiación ilegal de campañas políticas por parte de empresas que entregaban a los partidos grandes sumas de dinero disfrazadas de honorarios por servicios inexistentes y que justificaban con facturas falsas que además se usaban para rebajar impuestos.
La propia Bachelet ha sido salpicada por la implicación de su hijo, Sebastián Dávalos, en un oscuro negocio inmobiliario que le reportó una millonaria ganancia y que es investigado por presunto tráfico de influencias y uso de información privilegiada.
En ese contexto y con una popularidad inferior al 30 %, Bachelet optó por pedir la renuncia de sus 23 ministros, aunque finalmente los cambios fueron nueve, cinco de ellos nuevas figuras y los restantes, que ya estaban en el equipo, fueron cambiados de ministerios.
El cambio principal correspondió al Ministerio del Interior, donde el hasta ahora ministro de Defensa, el democristiano Jorge Burgos, reemplazó a Rodrigo Peñailillo, del socialdemócrata Partido Por la Democracia (PPD).
Burgos, que en gobiernos anteriores ha sido jefe de gabinete y subsecretario del Interior, dijo que como ministro privilegiará el diálogo y la búsqueda "de grandes acuerdos", para lo cual se comprometió "a escuchar las voces del país".
"Vamos a escuchar las voces de este país, las voces políticas, las voces sociales", aseguró este avezado dirigente democristiano de 58 años.
Peñailillo, visto como delfín de Bachelet, con la que trabajó durante más de diez años y considerado ahora el gran perdedor del ajuste, manifestó su seguridad de que al final del período las grandes reformas comprometidas por la gobernante serán una realidad.
Bachelet también sustituyó al ministro de Hacienda, Alberto Arenas, cuyo puesto será ocupado por Rodrigo Valdés, hasta ahora presidente del Banco del Estado.
Nunca antes, desde la recuperación de la democracia en 1990, un ministro de Hacienda había perdido el puesto en un ajuste de gabinete.
Marcelo Díaz, hasta hoy embajador de Chile en Argentina, fue designado ministro Secretario General de Gobierno (portavoz), en reemplazo de Álvaro Elizalde.
María Fernanda Villegas, ministra de Desarrollo Social, fue reemplazada por el hasta ahora subsecretario de esa misma cartera, Marcos Barraza, que se convirtió así en el segundo ministro comunista de Bachelet, junto a Claudia Pascual, ministra de la Mujer.
En el Ministerio de Cultura, la ministra Claudia Barattini fue reemplazada por Ernesto Ottone y Jorge Insunza, un diputado del PPD, fue designado ministro Secretario General de la Presidencia en reemplazo de la democristiana Ximena Rincón, que a su vez fue designada ministra del Trabajo.
Javiera Blanco, que hasta ahora encabezaba ese cargo, fue destinada al Ministerio de Justicia, mientras el hasta hoy titular de ese cargo, José Antonio Gómez, se convirtió en el nuevo ministro de Defensa.
Los nuevos ministros coincidieron en señalar que sólo en la noche de este domingo supieron de sus nombramientos, que Bachelet analizó enclaustrada en su casa durante tres días.
En el ámbito político, los representantes de los partidos coincidieron en desear más diálogo y una actitud abierta a las demandas de la ciudadanía, mientras los empresarios elogiaron la designación de Rodrigo Valdés en Hacienda, con esperanzas en que con su gestión la economía se consolide en una senda de crecimiento.