Consiguió su 12vo título de Grand Slam
Nadal confirma otra vez que es el Rey de Roland Garros
Por EFE
lunes 10 de junio de 2013, 22:04h
El español Rafael Nadal ganó ayer su octavo Roland Garros y se convirtió en el primer tenista que se adjudica tantas ediciones de un mismo Grand Slam, tras vencer sin concesiones en la final a su compatriota David Ferrer, por 6-3, 6-2 y 6-3, en 2 horas y 17 minutos.
Es el duodécimo grande que logra el tenista
mallorquín, que además suma su victoria número 59 en Roland Garros, lo que le
convierte en el tenista que más acumula en ese torneo, por delante del
argentino Guillermo Vilas. Con este triunfo, Nadal empató con el australiano en
número de "grandes" ganados, sólo superado por los 17 del suizo Roger
Federer y los 14 del estadounidense Pete Sampras.
Es también el único que ha
ganado al menos un Grand Slam en nueve años consecutivos. El tenista de Manacor
dominó de principio a fin la cuarta final totalmente española de un torneo que
cumple 112 ediciones y levantó la decimosexta Copa de los Mosqueteros con
acento español. Nadal se convierte en el indiscutible rey de París, un torneo
que ha controlado con mano de hierro en los últimos años, sin contar la derrota
que concedió en 2009 frente al sueco Robin Soderling, la única en este torneo.
El
mallorquín domina Roland Garros de cabo a rabo y está dispuesto a hacerse con
todos los récords de ese torneo. El año pasado destronó al sueco Bjorn Borg en
número de victorias absolutas, este año ha acabado con el récord de Vilas en
partidos ganados y todavía, a sus 27 años, no se atisba el final de su reinado.
Nadal no deja lugar a la contestación. Acabó en un épico partido con el serbio
Novak Djokovic en semifinales y en la final se deshizo de un Ferrer que llegaba
pletórico, sin haber perdido un set.
Ni el número uno del mundo ni el rocoso
jugador levantino que comparecía con un expediente inmaculado pudieron con la
determinación del mallorquín. Como en su séptimo Roland Garros, el año pasado
ante Djokovic, la lluvia tuvo su protagonismo, aunque en esta ocasión no obligó
a suspender el partido. Fue un factor más en un encuentro en el que Nadal
demostró su superioridad frente al de Jávea, que a sus 31 años había alcanzado
por primera vez la final de un Grand Slam.
Todos los indicadores previos
estaban en contra del levantino y, en esta ocasión, la realidad no decepcionó a
la estadística. Hacía ocho años que Ferrer había conseguido su única victoria
sobre tierra batida contra Nadal y, desde entonces, se habían sucedido 15
triunfos del mallorquín. Ferrer aguantó el choque cinco juegos, en los que
Nadal le rompió un servicio pero enseguida lo recuperó. Pero a partir del 3-2 a
favor del levantino, el partido fue todo del mallorquín, que se apuntó siete
juegos consecutivos, cerró la primera magna (6-3) y dejó encarrilada la segunda
(3-0).
El bote alto de la bola se convirtió en un suplicio para Ferrer, que
echó de menos algún golpe ganador más, más opciones para crear problemas a un
Nadal, que solo por momentos dejó muestras de su mejor nivel. En ese momento
apareció la lluvia y el tenis liftado de Nadal perdió algo de eficacia. Pero
tampoco pareció beneficiar mucho a Ferrer, que sólo pudo sumar dos juegos. Además
de por la lluvia, en esa manga hubo incidentes provocados por manifestantes
contra la legalización del matrimonio homosexual en Francia, que obligaron a
detener breves minutos el partido.
El más grave se produjo cuando un espectador
semidesnudo saltó a la pista con una bengala, lo que obligó a intervenir a las
fuerzas de seguridad del estadio. Con dos mangas abajo, el partido se convirtió
en un calvario para Ferrer, que llegó a perder 2-0 en el tercero. El levantino
reaccionó, rompió el saque de su rival y alargó el partido.
Pero Nadal no
estaba dispuesto a que la final se prolongara. Sabía que tenía a su rival
contra las cuerdas y quiso acelerar el triunfo. Volvió a romper en el octavo
juego y dispuso de su servicio para ganar el partido, una opción que no
desperdició.