El 56 % de los estadounidenses considera aceptable el
control de datos sobre llamadas telefónicas, según una encuesta del Centro Pew
Los escándalos de espionaje emborronan la agenda y la imagen de Obama
Por EFE
martes 11 de junio de 2013, 10:21h
La
revelación del espionaje mantenido por la Administración del presidente de
EE.UU., Barack Obama, es un nuevo capítulo en los escándalos sobre seguridad y
privacidad que han asaltado a la Casa Blanca y que desvían la atención del
público en un momento especialmente delicado para el mandatario.
La
necesidad de un acuerdo presupuestario en el Congreso, la reforma migratoria y
el control de las armas de fuego han pasado definitivamente a un segundo plano
con la revelación por parte de un ex técnico de la CIA y trabajador externo de
la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de la existencia de unos programas
masivos de espionaje telefónico y en internet.
Las revelaciones de Edward
Snowden, ex técnico de la CIA y de la NSA de 29 años, en las que sacó a la luz
"el estado de vigilancia" en el que vive EE.UU., se suman a las
críticas de la prensa estadounidense a Obama por haber espiado las
comunicaciones de periodistas de Associated Press o Fox News que publicaron
información secreta.
Obama ya no sale bien parado en las comparaciones de su
Administración con la de su antecesor George W. Bush, quien fortaleció los
programas de espionaje tanto interno como en el extranjero a raíz de los
atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Al respecto, el diario The
New York Times publicó un durísimo editorial en el que aseguraba que la
Administración de Obama "ha perdido toda credibilidad" en cuestiones
de transparencia, una de las banderas con las que el demócrata llegó a la Presidencia
en 2009. El diario criticaba que los servicios de espionaje recopilen
información de millones de personas sin tener en cuenta si forman parte de una
investigación terrorista y aseguró que Obama ya ha sido sorprendido
excediéndose en sus poderes.
El presidente no ha tratado de disculparse, sino
que se justificó el pasado viernes asegurando que, debido a las amenazas
terroristas, no se puede tener "un cien por cien de seguridad, cien por
cien de privacidad y cero inconvenientes". Pese a todo, un gran número de
senadores y congresistas, tanto de la bancada demócrata como republicana, han
apoyado los programas de ciberespionaje de la NSA que Obama ha consolidado,
argumentando que son legales y supervisados por el Congreso y los jueces.
Para
el presidente el mayor contratiempo de este escándalo es el efecto que tuvo en
la cumbre del pasado fin de semana con su homólogo chino, Xi Jinping, en la que
los asuntos de ciberseguridad fueron centrales. La revelación de la extensa red
de ciberespionaje estadounidense en internet restó peso a las acusaciones de
Washington de que China está inmersa en una gran campaña para robar secretos
estratégicos e industriales a EE.UU. Por si fuera poco, Snowden reveló su
identidad y su papel en las filtraciones, que comenzaron a aparecer en la
prensa la semana pasada, desde Hong Kong, donde existe el temor de que el
analista pueda acudir a la inteligencia china con valiosa información.
En una
entrevista hoy con la CNN el ex agente de la CIA Robert Baer dijo que China
está molesta con la acusaciones de Washington sobre ciberespionaje y apuntó:
"No creo que sea una coincidencia que esta entrevista (la de Snowden
publicada por The Guardian el domingo) se haya publicado el día en que el
presidente chino abandonaba Estados Unidos".
Otro de los aspectos
inquietantes de este nuevo escándalo es la manera en que operan las agencias
gubernamentales, con gran número de contratistas externos, que visto el ejemplo
de Snowden (trabajador de la empresa Booz Allen Hamilton), ponen en peligro
secretos estratégicos de EE.UU. Cientos de miles de personas vinculadas al
sector privado trabajan con agencias de inteligencia como la NSA y a Obama le
podrían caer críticas por el hecho de que un joven de relativamente baja
formación tuviera un acceso tan amplio a programas muy sensibles.
Mientras
tanto, la opinión pública en Estados Unidos no parece sorprendida por las
revelaciones sobre ciberespionaje, algo que a grandes rasgos se da por hecho
desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la famosa Patriot Act de
Bush. Una encuesta del Centro Pew publicada hoy y realizada entre el 6 y 9 de
junio revela que un 56 % de los estadounidenses considera que el control de
datos sobre llamadas telefónicas (no el contenido de las mismas) es aceptable,
mientras que el 41 % no lo cree inaceptable.
Pese a todo, a Obama le va a
resultar complicado desviar la atención mediática de los problemas de
revelación de secretos en un mes que será crucial para el futuro de la reforma
migratoria y otras prioridades de su agenda política para su segundo mandato.