"Lo
que pasó, pasó, se puede recordar si se quiere, se puede olvidar. El pasado no
se puede modificar, lo que podemos realmente cambiar es el futuro", dice el
longevo presidente de Israel
Simón Peres asegura que la creación de un Estado palestino es la opción para la paz
martes 18 de junio de 2013, 08:07h
En
una entrevista concedida a Efe en un "momento crucial" para el
proceso negociador -en palabras del secretario de Estado de EEUU, John Kerry-,
el presidente israelí, a punto de cumplir 90 años, se mostró convencido de que
podrá ver todavía a un Estado israelí y a otro palestino conviviendo en paz
como vecinos.
El
presidente israelí, Simón Peres, aseguró hoy que "no hay ningún tipo de
alternativa" para israelíes y palestinos que la de alcanzar la paz en base
a la solución de dos estados, un acuerdo que no se puede eludir y para el que
es preciso "cambiar el estado de ánimo" de ambas partes. Peres, que
conoce como pocos los entresijos del conflicto y de la complicada historia del
Estado Israel desde su fundación hace 65 años, cuando ya empezaba a ocupar
puestos de relevancia, cree que la realidad impone la paz como única opción y
que esa tendencia "ha crecido" además en el mundo árabe. A medida que
desgrana sus respuestas, el veterano dirigente consigue hacer olvidar que se
trata del jefe de Estado de más avanzada edad del mundo para mostrar la lucidez
del político que ha manejado durante décadas buena parte de las piezas del
rompecabezas de Oriente Medio.
P.- ¿A su juicio, el primer ministro israelí,
Benjamín Netanyahu, quiere realmente alcanzar la paz con los palestinos en base
a la solución de dos estados?
R.- Tenemos que juzgar a una persona por lo que
dice y lo que hace. Él ha declarado su posición claramente y ahora creo que
debe traducirla en acciones.
P.- ¿Pero considera posible llegar a la paz con el
actual Gobierno de coalición israelí, en el que conviven partidos con notables
diferencias respecto a la manera de abordar el proceso?
R.- Creo que sí, pero
el problema es cómo traducirlo en una solución acordada, en un camino acordado
para hacer la paz. Y esa es la misión ahora del secretario Kerry. Tenemos que
apoyar su misión. Y creo que no hay ningún tipo de alternativa a la solución de
dos estados, ni para los palestinos ni para nosotros. Es la única alternativa
real existente para las dos partes para vivir en paz y poder avanzar en el
futuro. Las diferencias en todas las partes son más psicológicas que reales. Lo
que tenemos que hacer, aunque parezca extraño, es cambiar el estado de ánimo
para que podamos ser capaces de cambiar el mapa. El escepticismo está ganando
ahora la partida, pero el escepticismo no es una política. A mi parecer es algo
perezoso. La gente perezosa puede ser escéptica, pero es un error. Cualquier
otra cosa exige acciones, decisiones, pero la gente se cansa, dice que no sabe
y eso es un error.
P.- ¿Está usted dispuesto a debatir con los palestinos una
de las cuestiones más espinosas: el estatus de Jerusalén?
R.- Será discutido en
cualquier caso en las negociaciones. El problema es si tenemos que discutirlo
antes de las negociaciones, a lo largo de las mismas o al final. Creo que ambas
partes, incluyendo la parte árabe, con la que estoy hablando con sus líderes en
buenas relaciones, están de acuerdo en posponer el tema de Jerusalén -que es un
tema muy sensible y muy candente- para el final de las negociaciones, para
evitar quemarlas al principio. Es un tema extremadamente delicado y complicado.
Se puede resolver, pero necesitamos un ambiente distinto para ello. Y creo que
hacia el final de las negociaciones el ambiente será diferente, más razonable y
esto hará que seamos capaces de lidiar con las cuestiones difíciles.
P.- ¿Debería
cesar la construcción de asentamientos judíos en Jerusalén Este y Cisjordania,
como demandan los palestinos, para dar una oportunidad al reinicio de las negociaciones?
R.- Creo que ya no es lo que solía ser, no quiero hablar en nombre del
Gobierno, pero he visto que Netanyahu dice "tienes que ser sabio, no sólo
tener razón", así que tómelo como una línea política.
P.- A punto de
cumplir 90 años y tras más de 60 en la política israelí, ¿cómo le gustaría a
usted ser recordado?
R.- No estoy preocupado por la pregunta de cómo debería
ser recordado, sino por la de cómo debo recordar. Lo que significa que para mí
la cuestión es el futuro, no el pasado. Lo que pasó, pasó, se puede recordar si
se quiere, se puede olvidar. El pasado no se puede modificar, lo que podemos
realmente cambiar es el futuro. Así que para mí la cuestión es siempre recordar
el mañana y ver lo que se puede hacer en el futuro.
P.- ¿Y cómo ve ese futuro?
¿Estará en peligro la existencia del Estado de Israel si no se llega a un
acuerdo con los palestinos?
R.- Todo país puede realmente decidir su política,
pero todo país tiene sus limitaciones y todo Gobierno tiene un socio silencioso
que se llama la realidad. Por mi experiencia, sé que los líderes, más que
influir en la realidad, se han visto influidos por ella. Y no hay ninguna
alternativa real más que hacer la paz. Puedes posponerla, esperar un poco, pero
no puedes escapar de ella. La gente no quiere vivir en el peligro y la
desesperación. Y creo que finalmente, la realidad, como una visión, será la
vencedora.
P.- ¿Cree usted que podrá ver todavía un Estado israelí y otro
palestino conviviendo en paz uno junto al otro?
R.- Sí, lo creo. Y lo hago
porque juzgo la historia no por sus acontecimientos sino por su evolución, y el
mundo árabe no es sólo rico en acontecimientos trágicos o dramáticos sino que
también está comenzando a moverse hacia una nueva era. Hay 350 millones de
árabes, de los que 99 millones están ya en línea con sus ordenadores en
internet. Este es un movimiento más importante, en mi opinión, que un choque de
soldados. Yo nunca he dejado de ser optimista, no entiendo por qué la gente
elige ser pesimista. Los optimistas y los pesimistas se mueren de la misma manera,
pero viven diferentes.
P.- ¿Cómo son las relaciones actuales entre Israel y
Latinoamérica? ¿Se sintió decepcionado porque todos los países del continente,
salvo Colombia y Panamá, votasen a favor del reconocimiento de Palestina como
Estado en la ONU?
R.- Latinoamérica está atravesando un gran cambio, como el
resto del mundo. Estamos ante una nueva era y es una nueva Sudamérica. Ir al
ayer, a la historia, quizás sea importante, pero lo que será decisivo realmente
es el futuro. Y en Sudamérica, además de un despertar democrático político hay
también un despertar democrático económico que está llegando, junto a la
ciencia, y que está cambiando todo el continente. Así que para mí los votos de
ayer no son una indicación de las posiciones del mañana. Yo no juzgo las
situaciones sólo por los votos. Trato de entender los acontecimientos y veo a
Latinoamérica hacerse moderna, moverse hacia delante.
P.- Y con España, ¿cuál
es el estado actual de la relación, puede desempeñar un papel como mediador en
el conflicto de Oriente Medio?
R.- España también está atravesando cambios.
Creo que España está hoy principalmente ocupada con sus problemas económicos,
más que con los políticos. No estoy seguro de que la política mundial esté
ahora en el centro de la atención española. Solía estar, tuvimos la Conferencia
de Madrid que fue una ocasión de paz, muy importante. No excluyo que tengamos
otra en España, pero aparentemente llevará un poco más de tiempo porque no sólo
España, ni nosotros, sino también el mundo árabe está atravesando cambios. De
todos modos, a la paz no le faltan mediadores, sino decisiones de las partes.
Ellas tienen que decidir. Quizás alguien pueda ayudar, pero las decisiones
están en las manos de las partes.
P.- ¿Qué opina de las transformaciones
provocadas por la llamada primavera árabe?
R.- Hoy es muy difícil ver dónde hay
un país árabe cohesionado. Todos los países árabes y el mundo árabe están
atravesando tremendos cambios. Uno de ellos para mejor: creo que la tendencia
para la paz ha crecido y la paciencia con el extremismo está disminuyendo. El
terrorismo, que es una amenaza para Israel, se ha convertido en un problema
para los países que tienen terroristas en su interior. Los terroristas están
rompiendo el territorio de sus países en pedazos. Las guerras civiles en muchos
países se deben a que hay tantas organizaciones terroristas, sin un denominador
común, sin una política clara. Tomemos el ejemplo de Gaza. Además de Hamás hay
otras tres o cuatro organizaciones terroristas y nadie puede encargarse de eso,
ni siquiera Hamás. Mire Líbano, con Hizbulá. ¿Adónde están yendo? Pienso que finalmente el mundo árabe también
tomará una posición contra el terrorismo, porque es su enemigo y no una amenaza
a lo que ellos creen que es su enemigo. Y creo que el verdadero problema en
Oriente Medio hoy es existencial, más que político. Así que, en un momento de
cambio, tenemos que cambiar las preguntas porque las respuestas son diferentes.
P.- ¿Israel atacará las instalaciones nucleares iraníes este año en caso de que
no tengan éxito las sanciones económicas y la presión diplomática?
R.- Irán es
un problema para el resto del mundo e Israel no debe monopolizarlo. Y hay una
clara política de los EEUU, liderada por el presidente Obama, que dice que no
debemos permitir a Irán obtener armamento nuclear. Debemos intentar evitarlo a
través de varios medios: sanciones económicas, presiones políticas, pero no
excluimos ninguna otra opción. Yo no creo que Israel deba tener un plan
separado, somos parte del mundo y hemos sido amenazados por Irán, a pesar de
que nadie amenaza a los iraníes, no sé por qué lo hacen. El mundo no se puede
volver loco y permitir a gente fanática disponer de armas de destrucción
masiva.
P.- Respecto a Siria, ¿tiene Israel alguna intención de involucrarse en
el conflicto en ese país?
R.- Israel no quiere verse envuelto en el conflicto
sirio. Cualquier intervención de nuestra parte empeoraría la situación y no
estamos interesados en extender el peligro o en incrementar las llamas de la
muerte.