Los
manifestantes exigen principalmente mejores servicios públicos y mayores
inversiones en educación, salud y saneamiento, así como combate a la corrupción
y al despilfarro de recursos públicos
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Manifestantes en Sao Paulo |
Los "indignados" se extienden por todo Brasil mientras en los estadios de fútbol se juega la Copa Confederaciones
Por EFE
martes 18 de junio de 2013, 08:55h
Las
manifestaciones que comenzaron la semana pasada en Sao Paulo contra el reajuste
de las tarifas de transporte público se extendieron ayer al menos veinte
ciudades del país, con reivindicaciones cada vez más variadas y un número de
"indignados" varias veces superior en las calles.
Al
menos 100.000 personas marcharon en la noche de este lunes por la principal
avenida del centro de Río de Janeiro y unas 65.000 lo hicieron por diferentes
avenidas de Sao Paulo, en manifestaciones que se repitieron en ciudades como
Brasilia, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador, Belén, Vitoria y Curitiba,
entre otras grandes capitales regionales.
Las autoridades habían ordenado a la
Policía que no reprimiera a los manifestantes para evitar batallas campales con
numerosos heridos y detenidos como la del pasado jueves en Sao Paulo, pero eso
no impidió algunos incidentes, llevados a cabo por grupos aislados. En Río de
Janeiro un pequeño grupo de encapuchados atacó con cocteles molotov la sede de
la Asamblea Legislativa regional, frente a la que incendió un vehículo; y en
Porto Alegre la Policía tuvo que dispersar con bombas de gas lacrimógeno a
manifestantes que le prendieron fuego a recipientes de basuras y que se
enfrentaron con piedras a los uniformados.
En Brasilia cientos de manifestantes
aprovecharon la pasividad de la Policía para ocupar temporalmente las rampas de
acceso y el tejado del Congreso. Las manifestaciones fueron convocadas por las
redes sociales por un movimiento amorfo, sin líderes aparentes, que dice no
representar a ningún p
artido ni organización política, pese a que en algunas de
las protestas era posible ver las banderas de formaciones de izquierda. El
detonante de las protestas fue la subida de veinte centavos de real (unos diez
centavos de dólar) de los pasajes de autobús en Sao Paulo. Pero las
manifestaciones inicialmente convocadas por el Movimiento Pase Libre, una
organización de estudiantes que defiende el transporte público gratuito, fueron
ganando otras reivindicaciones en cada ciudad hasta transformarse en
reclamaciones sobre la situación general del país.
"El objetivo de la
protesta ha ido más allá de 20 centavos (de real). Es contra la corrupción,
contra toda la suciedad de Brasil", dijo a Efe Jacqueline Borges Reis, una
estudiante de 22 años que participó en la manifestación de este lunes en Sao
Paulo. En Brasilia, por ejemplo, las protestas están dirigidas principalmente
contra las costosas inversiones realizadas por el Gobierno para organizar
eventos deportivos internacionales, como la Copa Confederaciones, disputada
desde el pasado sábado por ocho selecciones, y el Mundial de fútbol del próximo
año.
"El Gobierno gasta miles de millones en estadios y deja de lado la
salud", alegó a Efe Raúl Mello, de 22 años, un estudiante de la
Universidad de Sao Paulo. Brasil, uno de los países que más avanzó en la última
década en la reducción de la pobreza y en el que la clase media pasó a ser
mayoritaria, registra hoy uno de los menores índices de desempleo en su
historia y continúa creciendo, aunque a un ritmo bajo, pese a la crisis
económica internacional. Esos avances no han impedido que los brasileños
consideren que los servicios públicos, principalmente salud y educación, dejan
mucho que desear.
Los ya llamados "indignados" brasileños exigen
principalmente mejores servicios públicos y mayores inversiones en educación,
salud y saneamiento, así como combate a la corrupción y al despilfarro de
recursos públicos. La mayor concentración del lunes se registró en Río de
Janeiro, en donde unas cien mil personas, según algunos cálculos, tomaron de
forma pacífica el centro de la ciudad y exhibieron en carteles consignas como
"¡Vamos a la calle!" y "Brasil se despertó".
Aunque algunos
de los manifestantes en Río portaban símbolos de partidos políticos, la gran
mayoría levantó banderas de Brasil, además de flores contra la violencia y
narices de payaso contra "la hipocresía". La presidenta del país,
Dilma Rousseff, según un vocero oficial, calificó las manifestaciones como
"legítimas y propias de la democracia", así como algo "propio de
los jóvenes". En tanto, el secretario general de la Presidencia, Gilberto
Carvalho, anunció que el Gobierno quiere dialogar con los organizadores de las
protestas para conocer las "reivindicaciones importantes" que han
llevado a tantas personas a manifestarse.