Penosamente la política
virtuosa concebida por virtuosos de ésta noble actividad, ciencia o arte regida
por doctrinas e ideologías emanadas de concepciones filosóficas sobre la
persona, sociedad y economía entre los cuales se encuentra el forjador de nuestra
dominicanidad, Juan Pablo Duarte; está siendo afectada por la teatralización
carnavalesca; recordando aquel verso con que el político mexicano del siglo
XIX, Juan de Dios Peza, concluye su
poesía inspirada Garrick, dramaturgo, payaso y "actor de Inglaterra" sobre el "carnaval del mundo" y los engaños a que pretenden someternos los desvirtuadores de
la política.
El
predominio mediático de nuestro siglo, nacional e internacionalmente, magnifica
la recurrencia a carnavales y teatros en el ejercicio político.
El
socio-populismo europeo montó un engañoso teatro inspirado en asistencialismos-clientelistas
que sumió al viejo continente en una de
sus peores crisis por el carnaval de gastos despilfarradores incurridos, en complicidad con la "comunidad
financiera internacional" que ahora, después de 6 años de padecimientos, es que
viene a reconocer las virtudes y resultados de la disciplina fiscal alemana.
Latinoamérica
no aprendió la lección: El socio-populismo corroe economías potencialmente sólidas
como la venezolana y argentina. Como tampoco la hemos aprendido los dominicanos.
El
carnaval asistencialista-clientelista ha estatizado nuestra economía
sobrecargando gastos, generando déficits financiados con endeudamientos
externos, y domésticos, que convierten a nuestros inversionistas en
financiadores públicos por las altas tasas de interés que paga el Estado; desbalances
que durante los últimos años han pretendido corregirse con reformas tributarias
que e lugar de solucionar situaciones terminan agravando la fiscalidad al no aumentar las recaudaciones al ritmo esperado
y al informalizar la economía provocando mayor evasión. A pesar de esto todavía
continúan voces clamando nuevos impuestos, en el nombre del aumento de la
presión tributaria para financiar mas gastos supuestamente "sociales". No ha valido los
desenfrenos en endeudamientos originado en estos carnavales de gastos para proporcionar
el coraje necesario para reducirlos. No acaban de internalizar que los altos
intereses pagados por el Estado para financiar sus déficits, 24 a 48 veces
superiores a nuestros socios comerciales, terminan perjudicando nuestra economía
vía los sectores de producción primaria como la agropecuaria e industria
destinados a satisfacer necesidades nacionales y a proveer fuentes de trabajo.
La clase gobernante suele alardear cuando aumentan recaudaciones pero ignoran
que de nada ha valido puesto que se siguen consumiendo, persistentemente, en cargas
fijas.
Los
apóstoles de la fiscalidad "socio"- clientelista que nos dominan no parecen
percatarse que de esta forma están abonando la informalidad en la creación de puestos
de trabajo que finalmente se traduce en mayor demanda de gastos efectivamente
sociales al Estado, como en salud y educación, poniendo en tela de juicio propósitos y sostenibilidad de una Seguridad Social
co-administrada por exsindicalistas con remuneraciones privilegiadas y amparándose en vanaglorias estadísticas que no proporcionan
sostenibilidad ni seguridad a cotizantes.
Nos
encontramos pues regidos por administraciones engañosas, de corte socio-populistas-
clientelistas, ignorando previsiones consignadas en nuestra constitución (art.
233).
La
teatralización se refleja, además, en poses cotidianas, nacionales o
extranjeras.
Apostadores
de "apertura y globalización" hoy se rasgan vestiduras por pérdida
de competitividad que su propia visión causaron.
Epidemiólogos de Salud Pública tiene que
reunirse en un "resort" turísticos para evaluar efectos de Chikungunya cuando amplia
y cotidianamente son denunciados por los medios de comunicación.
Nuestros
ministerios públicos confunden ciudadanos emprendiendo acciones selectivas, diferentes,
con el aparentemente propósito de compensar críticas provenientes de una
opinión que observa pasmada como se archivan expedientes mientras otros se
activan. Y observa desconcertada la posición del ministerio público a situaciones sobre lo que no tiene
competencia mientras sobreactúa en
otros.
El
chantaje predomina en el ejercicio desvirtuado de la política. Se hacen
exigencias a quien puede pagar el silencio mientras los que no pueden carecen
de voceros. Se carece de una vara rasa que inspire actuaciones con la misma
medida. Ejemplo de ello es el tema ambiental en el que alzan voces focalizadas
rasgándose vestiduras contra la depredación mientras el rio Ozama que tenemos
en nuestras narices se ha convertido en un botadero de basura y receptor de
efluentes de residuos industriales.
Solo
después que en el exterior nuestros quesos sufrieron dificultades es que
nuestras autoridades intentan actuar, tomándolo como pretexto para repetir el el
teatro montado con el salami.
Nuestras
leyes y resoluciones de nuestros tribunales mas alzados están preñadas de
idealizaciones y sofismas que imposibilitan decisiones y acciones justas y equilibradas como debe corresponder un
ejercicio virtuoso del poder político. Nuestros funcionarios incurren en
negligencias para luego desarrollar operativos. La Feria del Libro no se sabe
si es una chercha para libros o libro en feria de otro fin. Abundan las luces
artificiales pero escasean la energía para iluminar necesidades. La sociedad
del espectáculo a que alude Vargas Llosa encuentra en la desvirtuada política
dominicana un ejemplo emblemático: se emprenden actos y acciones solo para
posar ante las cámaras agotado lo cual los actores se retiran.
Las
poses no solo se asumen en la política doméstica sino en la internacional. Organismos
extranjeros siguen reconociendo el papel de nuestra Armada por controlar flujos
migratorios a territorios norteamericanos mientras fastidian nuestras
autoridades esforzadas en preservar nuestra integridad. Al mismo tiempo que el
Presidente norteamericano profería vanas amenazas militares a Rusia por su
intervención en Ucrania, conversaba con el Papa Francisco sobre la paz.
Lo
mediático, culminación de la teatralización de la vida contemporánea, ha
llegado a dominar tanto el ejercicio político desvirtuado que tuvo que
producirse el "selfie" que David Ortiz se tomó con el Presidente Obama para
imponer normas sobre la toma de fotografías en la Cas Blanca.
Estas
engañosas teatralidades complementadas por carnavalescos gastos, perjudican el
ejercicio virtuoso de la política. Y nuestra democracia.
Recordando
la esencia del poema aludido cuyo título es: "Reir Llorando". Se trataba de un
hombre que sufría un "mal espantoso" de carácter emocional. Al visitar un
médico famoso en búsqueda de cura, luego de escuchar sus profundos lamentos y
descartar las recetas tradicionales le indicó que "sólo viendo a Garrik,
podréis curaros"; a lo que el paciente respondió "Yo soy Garrick, cambiándome
la Receta".
Por
eso, y siguiendo con el verso de Juan de Dios Peza, lo pertinente para corregir
este estado de cosas desvirtuadas por el ejercicio político carnavalesco y
teatral, es "cambiar la receta", revitalizándolo mediante la revaloración de
discursos y métodos más en consonancia con el ejercicio político virtuoso.