La 'Roja' también se mostró molesta con la FIFA
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Los ganadores de las botas de oro, plata y bronce en la Copa Confederaciones 2013. |
España tiene dudas de Brasil como organizador del Mundial 2014
Por EFE
martes 02 de julio de 2013, 18:00h
Entre las dudas y quejas, tanto con Brasil como organizador
como con la FIFA, está la concentración de la selección española en hoteles que
consideran de menor calidad a la que están acostumbrados y que no la dejasen
utilizar una ciudad fija para la concentración, algo que hacen habitualmente en
los grandes torneos.
La
selección española regresó de la Copa Confederaciones molesta con la FIFA, por
haber impedido establecer una sede en una ciudad, prohibir sus viajes tras los
partidos y concentrarla en hoteles de menor calidad a la habitual, lo que se
suma a la sorpresa por las condiciones de Brasil. España saca conclusiones de
su estancia en Brasil, donde perdió la final de la Copa Confederaciones,
sorprendida por las condiciones en las que se desarrollará el próximo Mundial de
fútbol.
En la Confederaciones FIFA no le dejó elegir una sede fija, como suele
hacer en las fases finales de los torneos, desde la que se desplaza para los
partidos que pueda jugar en otras ciudades en la víspera del encuentro. De
hecho, miembros de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ya han mirado
varias opciones para dentro de once meses y gusta la opción de quedarse por Río
de Janeiro.
Porque España ha sufrido en Recife y Fortaleza, donde a los
jugadores se les tenía recluidos por la falta de seguridad y en hoteles de un
nivel medio, con instalaciones antiguas, muy alejados de los que suelen visitar
en este tipo de competiciones. En sus primeros pasos en la Confederaciones, en
Recife, los internacionales españoles llegaron a entrenarse en un espacio sin
la posibilidad de ducharse y tras una hora de camino desde el hotel.
Las
distancias fueron motivo de queja de los jugadores, que han perdido muchas
horas en el autobús en la competición. Uruguay en esa ciudad tuvo que anular
dos entrenamientos, el primero por falta de iluminación y el segundo por
inundarse el terreno donde iban a ejercitarse. Además, seis futbolistas
españoles fueron víctimas de robos en sus habitaciones y les quitaron hasta mil
euros de los sobres en los que guardaban el dinero fuera de la caja fuerte.
El
calor de Recife tampoco ayudó. Temperaturas superiores a los 30 grados en los
primeros días de invierno brasileño y un alto nivel de humedad pasó factura.
Así jugaron el último partido de la fase de grupos ante Nigeria y las
semifinales contra Italia. "Ha sido duro para todos, por el clima y las
infraestructuras. Depende de la ciudad que te toque tienes una suerte u
otra", aseguró Fernando Torres a Efe.
"De cara al Mundial hay que
tener suerte en el sorteo y las horas de los partidos. Son pequeños detalles
que te hacen tener un resultado u otro", agregó. "Ya sabemos lo que
nos vamos a encontrar, desplazamientos larguísimos para ir a entrenarnos a más
de una hora y unas condiciones que no esperábamos encontrar", añadió el delantero español.
Además,
la FIFA impidió a España volar tras sus partidos, una costumbre que permite a
los jugadores pasar viajando esas horas después de jugar en las que les cuesta
conciliar el sueño. La RFEF intentó incluso hacerse cargo de los costes y se le
fue denegado. Tampoco supo hasta última hora, si podría entrenar en Maracaná en
la víspera de la final de la Copa Confederaciones.
"Uno se intenta adaptar
a las condiciones y la realidad es que no se puede pedir más de lo que
hay", afirmó Sergio Ramos. "Si el Mundial se celebra aquí será igual
para todas las selecciones. No somos niños mimados ni quejicas que implantemos
o exijamos cosas, venimos a jugar con las condiciones que hay para futbolistas
y para todos que han comprobado el nivel de hoteles. Es la FIFA la que debe
decidir a la hora de tomar decisiones", añadió.
Pese a encontrar un
ambiente en contra de la selección española en todos los estadios, al ser
considerada la gran rival de Brasil por el título, los miembros de la selección
nunca se quejaron de eso y agradecieron el cariño con el que fueron tratados
por las calles. Otro punto a favor que elogió la delegación española fue el
estado de los terrenos de juego, con un césped impuesto por FIFA a la misma
altura que en Europa, 22 centímetros, cuando se esperaba que fuese más alto y
pudiese perjudicar.