Santo
Domingo.- La caída de las dictaduras del general Marcos Pérez Jiménez, en
Venezuela, el 23 de enero de 1958, y del general Fulgencio Batista, en Cuba, el
1 de enero de 1959, le imprimieron nuevos ánimos al exilio dominicano que
luchaba desde hacía muchos años por derrocar al sanguinario tirano Rafael
Leonidas Trujillo Molina.
La
mayor parte de las organizaciones del exilio se unieron para crear el
Movimiento de Liberación Dominicana. Se estableció el programa de este
movimiento. Se recaudaron fondos. Se reclutaron voluntarios para crear el
Ejército de Liberación Dominicana. Los patriotas se entrenaron en el campamento
de Mil Cumbres, en Cuba, bajo el mando de Enrique Jiménez Moya, dominicano que
había combatido junto a Fidel Castro en la Sierra Maestra contra Batista.
Al
atardecer del 14 de junio de 1959 desembarcó por la vía aérea un primer
contingente de 55 expedicionarios compuesto por dominicanos y combatientes
internacionalistas de varios países. Casi una semana después, al amanecer del
20 de junio, un segundo contingente de 144 combatientes arribó al país por las
playas de Maimón y Estero Hondo, en la provincia de Puerto Plata.
Los
combatientes combatieron con valentía, siendo derrotados por las tropas de la
dictadura. La mayor parte de los expedicionarios fueron hechos prisioneros,
siendo salvajemente torturados y fusilados en la base aérea de San Isidro por
sicarios encabezados por Ramfis Trujillo, hijo del dictador.
No
obstante su derrota militar, el sacrificio de los combatientes de Constanza,
Maimón y Estero Hondo despertó las conciencias en nuestro país, creando las
condiciones para el derrocamiento de la dictadura.
Los
expedicionarios de junio de 1959 son honrados como lo que son: héroes
nacionales. Bautizados como la Raza Inmortal, nuestro país les rinde homenaje
en el día de hoy. Su acción heroica fue decisiva para abrir los cauces de la
libertad y la democracia en la República Dominicana.
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