Santo
Domingo.- Estrada lució enérgico y preciso en la dirección de la Sinfónica,
logrando una satisfactoria interpretación orquestal en la Obertura Festiva, Op.
96, de Dimitri Shostakovich, con la cual inició el programa de la noche. Esta
composición, tal como apunta Mercedes Aróstegui Vidal en el programa de mano,
"es una obra musical llena de optimismo, fuerza, elocuencia y energía,
expresados desde el inicio hasta la conclusión de la composición".
A continuación, el pianista Alfredo
Ovalles, luciendo guayabera al estilo de su país, ejecutó con pasión y entrega
la Rapsodia sobre un tema de Paganini, Op. 43, para piano y orquesta, con cuya
interpretación arrancó fuertes aplausos. Esta composición, inspirada en el
capricho número 24 de Paganini, es ejecutada en forma ininterrumpida.
El programa concluyó con la Sinfonía No. 4 en Fa Menor, Op
36, de P. I. Tchaikowsky, estructurada en cuatro movimientos, con una duración
aproximada de 44 minutos. El tercer movimiento llama mucho la atención, por su
gran ímpetu rítmico desde su inicio, donde todos los instrumentos de cuerda
tocan en pizzicato.
El maestro Estrada se crece en la conducción de esta obra, en
cuyo cuarto movimiento (Allegro con fuoco) logra arrancar a la orquesta el
sonido brillante, optimista y victorioso con que culmina esta hermosa sinfonía,
produciendo en el público jubilosos aplausos.
En su tercera salida al escenario, ataviado con una bufanda
con la bandera venezolana, el maestro Estrada tomó de nuevo la batuta, para
dirigir la interpretación del tradicional tema Alma Llanera.