Santo Domingo.- Los diseñadores consagrados, casi todos habían tirado la toalla y la escena estaba en baja. Jenny Polanco mantenía activa sus tiendas y sus creaciones; Sissy Bermúdez ofrecía servicios a la medida en su Maison de la Couture; en la Av. Independencia, Esteban Martínez dominaba la escena; Jorge Diep y Marcio Peña, ya divididos, significó una baja para “el Gordo”, quien dos años después cerró sus puertas y partió a New York mientras que Elisa Morato, hacia cosas con figuras.
La mayoría de las otras consagradas de entonces –entre éstas Modesta, Castillo, Leyda Ramírez, Lucinez y otras- habían emigrado a la fabricación comercial, sin tener resultados favorables.
En una ocasión, la famosa casa de modas de Nancy de Bono, también había salido del mercado, dedicándose su creadora a otros menesteres. Mercedita García (Vickymer) mantenía sus boutiques abiertas en El Hispaniola y El Dominican Fiesta aunque operando desde Atlanta y cumpliendo con el sueño de ser madre.
En cuanto al mercado de novias, estaba dominado por tres grandes: Farah Cabrera, María Elena Perdomo y Eduardo Sánchez (QEPD). Giannina Azar, de su lado, hacia líneas de playa, ropa de lino y vestuario para artistas; Las Chican, Wilfrido Varga y Altamira Banda Show vestían las creaciones de Azar, que también diseñaba vestidos para reinas de belleza. Estas últimas se convirtieron después fue su mercado principal obteniendo resultados que le permitieron llegar hasta donde está hoy.
En Santiago, la firma D’Marca, cubría el mercado social y uno que otros más. En el 1997, fundamos NUKLEO y de allí se consolida mi nombre. Al igual que yo, Isabel Reynoso e Iris Guaba, ya tenían locales y cosían a la medida.
Tres años más tarde, en el 2000, el panorama cambia por completo. Muchos diseñadores crecimos, otros volvieron, por igual algunos se fueron, en especial Rodrigo Rodríguez y Raphael de León, que pasaron a la vida eterna. En lo adelante, el sueño de muchos se fue cumpliendo, hasta la llegada de Dominicana Moda, que le puso nombre y apellido a quienes desde el anonimato, operaban con un trabajo digno, limpio y creativo para ganar su lugar.
Magali Tiburcio, Gutiérrez Marcano, Camila, Belkola, y muchos otros surgen de la pasarela de Dominicana Moda, que ha cubierto la escena de gloria y ha sido la cantera inagotable del talento. Años después, a estos se les suma Oriett Domenech, Jacqueline Then, Moises Quezada, quienes se consolidan como favoritos de una generación que demanda gustos y preferencias de acuerdo a su nueva forma de asumir su estilo.
La moda, como el éxito y la fama, son traicioneros y se van con el mejor postor, por eso no debemos perder el sentido y saber qué lugar nos corresponde y cuál ha sido nuestro aporte en favor de la clase y el oficio. Todavía falta mucha tela por cortar, mucho ver y, mientras haya vida, así será.