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Marcha para conmemorar el nacimiento del líder negro defensor de los derechos civiles, Martin Luther King en EEUU. |
EEUU intenta sanar las heridas de la segregación, 50 años después de la histórica marcha
Por EFE
lunes 19 de agosto de 2013, 12:34h
En
su discurso "Tengo un Sueño", que puso colofón a la marcha, Martin Luther King
cristalizó esa campaña de opresión con ejemplos cotidianos de los
"indecibles horrores de la brutalidad policial", la relegación a
"guetos", la privación de servicios, educación y el derecho al voto,
y el perenne recordatorio en letreros públicos que rezaban "Para blancos
solamente".
Medio
siglo después de la histórica "Marcha en Washington" que dio ímpetu
al movimiento de los derechos civiles liderado por Martin Luther King Jr., EEUU
intenta sanar las heridas de la segregación y la exclusión social de las
minorías.
La "Marcha por Trabajos y Libertad", el 28 de agosto de
1963, congregó en Washington a más de 250.000 manifestantes frente al monumento
a Lincoln, el presidente que emancipó a los esclavos y cuyo decreto, en las
propias palabras de King entonces, puso fin "a la larga noche de
cautiverio" de los negros en Estados Unidos.
Pero, cien años después la
"Proclamación de Emancipación", las leyes "Jim Crow"
adoptadas entre 1876 y 1965 en el sur del país dieron licencia a la
segregación, el racismo, y los linchamientos de los afroamericanos, creando un
sistema de apartheid que buscaba asfixiarlos.
En una entrevista con Efe, Gwen
Fuller y Harry Klugel, dos activistas que militaron con King y ahora miembros
de la Asociación Nacional de Educación (NEA), dijeron que la marcha y el
discurso dejaron una huella indeleble que moldeó sus vidas. "Esas memorias
me acompañan hasta el día de hoy; lo recuerdo como un día lleno de amor, fe y
esperanza. Fue un día de mucho orgullo y me sentí más fortalecida que nunca al
ver a tanta gente de todas partes apoyando una idea, la urgencia del
cambio", dijo Fuller, de 69 años.
"Allí había políticos, estrellas de
cine, músicos y ciudadanos de a pie. Los detractores decían que habría
violencia y desorden pero nada más lejos de la verdad: hubo un ambiente de
amor", agregó.
Para Fuller, si bien la elección de Barack Obama como
primer presidente negro en la historia de EEUU es fruto del movimiento de los
años 60, aún queda mucho por hacer para potenciar el avance de las minorías.
"A
veces me entristece ver la falta de progreso de la comunidad negra en tantas
áreas, pero no soy ingenua y nunca creí, dados los problemas que heredó, que el
presidente Obama vendría con una varita mágica a borrar nuestras penas. Creo
que está trabajando duro para apoyar a la comunidad negra y que los cambios que
ha puesto en marcha conducirán a grandes avances en el tiempo", subrayó.
Klugel
también recuerda la marcha que lideró King en 1965 desde Selma a Montgomery, en
Alabama, en la que, al igual que en la de Washington, los alentó a no
claudicar. "Crecí en el sur en una comunidad y escuelas segregadas. Fue
difícil romper con eso y aunque la (universidad) Duke estaba aún segregada
cuando estudié allí, tuve profesores y compañeros que me ayudaron", señaló
Klugel, de 72 años.
Según Klugel, una lección que extrajo de King es que el
movimiento "es parte de un movimiento mayor por los derechos humanos"
y que la lucha por la igualdad de los homosexuales y de los inmigrantes a
través de los años "son parte de esa moralidad que él predicaba". "Son
movimientos multigeneracionales y están relacionados a una meta mayor. Creo que
tenemos que seguir en esta lucha a largo plazo", subrayó.
Héroes anónimos
y ahora maestros jubilados, tanto Fuller como Klugel vivieron en carne propia
la segregación institucionalizada que les dejó cicatrices. "Pero esos
sentimientos negativos dieron paso a una fortaleza interior y a un cambio
positivo. El apoyo de la familia, de la comunidad y de la iglesia crearon un
ambiente de esperanza para seguir luchando", enfatizó Fuller.
Aunque pocos
lo creyesen entonces -el discurso de King no acaparó primera plana en el
"Washington Post"- la marcha contribuyó a que el presidente Lyndon B.
Johnson promulgase la Ley de Derechos Civiles de 1964 que prohibió la
segregación y discriminación racial.
Con muchos logros a su favor, aún entrado
el siglo XXI los negros afrontan trabas para su ascenso social, con altas tasas
de desempleo, pobreza, encarcelamiento y drogadicción, y desigualdad en el
acceso a la educación y los servicios de salud y la vivienda.
No sorprende que
las celebraciones en Washington, que arrancarán el próximo miércoles con un
servicio religioso en la Iglesia Bautista Mt. Airy, tendrán como hilo conductor
el lema de "Trabajos, Justicia y Libertad". Para Fuller y Klugel, la
conmemoración de la marcha de 1963 les servirá no solo para mirar atrás y
revivir un momento definitorio en la historia de EEUU, sino también para
encontrar inspiración en la continua lucha por la justicia social.