Los Ángeles
(EE.UU.), 14 feb (EFE).- Tal día como hoy hace una década, Steve Chen, Chad
Hurley y Jawad Karim registraron el dominio YouTube.com y comenzaron a dar
forma a su sueño de crear un sistema para compartir vídeos a través de
internet, un proyecto que se convertiría en el mayor éxito audiovisual de la
red.
Como muchas otras empresas de Silicon Valley
(la famosa zona de San Francisco en la que tienen sede numerosas firmas
tecnológicas), YouTube se forjó en el garaje de una casa -la de Hurley- y con
la intención de solucionar un problema que irritaba a sus impulsores.
Después de una cena, los cofundadores, que
se conocían por trabajar en la compañía de pagos PayPal, se frustraron al ver
lo difícil que les resultaba compartir unos vídeos que habían grabado.
Echaron mano entonces de sus ahorros y en
enero de 2005 acordaron diseñar el famoso portal, cuyo dominio registraron en
febrero.
No subirían el primer vídeo (una testimonial
visita de Karim a un zoo, "Me at the Zoo") hasta el mes de abril,
aunque solo sería para consumo interno.
En diciembre de aquel año, se produciría el
lanzamiento oficial después de meses de pruebas en abierto y haber acumulado ya
una media de más de 8 millones de vídeos vistos por día.
Para julio de 2006 esa cifra superaba los
100 millones y, ya en octubre, Google compraba YouTube por 1.650 millones de
dólares.
Chen y Hurley anunciaron la operación con un
vídeo improvisado en la calle que publicaron el mismo día 9 de octubre de 2006,
en el que se confirmó la venta que les convertía en multimillonarios empleados
de Google durante unos años.
Google heredó los problemas de piratería que
ya arrastraba YouTube, pero bajo su control llegaron las demandas más sonadas.
En marzo de 2007, el gigante mediático
Viacom, dueño de Paramount Pictures, las cadenas MTV y BET, y los canales
Comedy Central y Nickelodeon, llevaba a Google a los tribunales y le pedía una
indemnización de 1.000 millones de dólares por uso ilegítimo de sus contenidos
en YouTube.
Para entonces, según le contó Viacom al juez,
YouTube había distribuido 160.000 vídeos de su propiedad subidos por los
internautas que habían sido visto 1.500 millones de veces.
El pleito se prolongó hasta marzo de 2014,
cuando ambas partes acordaron dejar a un lado sus diferencias y colaborar.
Esa política de pactos fue la perseguida por
Google, que terminó por desarrollar herramientas y servicios para acomodar en
YouTube el mayor número de vídeos musicales y películas (incluido el pago por
visionado) en la plataforma.
Paralelamente bajo el mando de Google,
YouTube se abrió al mercado publicitario a principios de 2007 con la idea de
compartir los ingresos con los dueños de los contenidos, lo que profesionalizó
las producciones y permitió el nacimiento de los "youtubers", usuarios
populares en YouTube que han hecho de sus vídeos una forma de vida.
En 2014, el canal DisneyCollectorBR ingresó
4,9 millones de dólares, según la consultora OpenSlate, por sus vídeos caseros
de juguetes de Disney, algunos de los cuales han sido vistos más de 200
millones de veces.
Durante la última década, YouTube ha pasado
de ser una plataforma de vídeos domésticos, bromas, niños y mascotas a una
poderosa herramienta de comunicación y promoción.
Justin Bieber comenzó su carrera haciendo
versiones de canciones famosas en YouTube y el surcoreano Psy fue catapultado a
la fama mundial gracias a su vídeo "Gangnam Style", el más popular de
la historia de la plataforma con más de 2.200 millones de reproducciones.
Aunque YouTube es un sitio de entretenimiento,
ha jugado un papel en campañas políticas (ayudó a crear el fenómeno "Yes
We Can" que llevó a Barack Obama a la presidencia de EEUU), y ha sido un
espacio de libertad de expresión que contribuyó a la "primavera
árabe".
El portal también ha sido una fuente de
conflictos.
En 2012, un vídeo de YouTube sobre una
producción que se burlaba de Mahoma originó una oleada de violencia en los
países islámicos que dejó un muerto y decenas de heridos.
Si bien YouTube sigue siendo líder de su
mercado, Facebook, AOL o Blinx han crecido con fuerza como plataformas de
visionado en los últimos años, mientras que servicios de series y películas
bajo suscripción como Netflix se han convertido en una amenaza al compartir el
mismo objetivo: entretener a los internautas.