La
adhesión más importante de los últimos años ha sido, sin duda, la de Rusia, que
se incorporó a la entidad comercial a mediados de 2012.
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El nuevo director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevêdo. |
El brasileño Roberto Azevêdo será el primer latinoamericano en dirigir la OMC
Por EFE
domingo 01 de septiembre de 2013, 20:16h
El
primer latinoamericano nombrado director general de la Organización Mundial del
Comercio (OMC), el diplomático brasileño Roberto Azevêdo, asumirá mañana
el cargo y su primera misión será transmitir a los líderes del G20 la urgencia
de resucitar las negociaciones multilaterales de comercio. La tarea de Azevêdo será difícil en
momentos en que la atención internacional está casi monopolizada por el
conflicto en Siria y la posibilidad de una intervención militar de Estados
Unidos en ese país.
En
el ámbito estrictamente comercial, Estados Unidos y la Unión Europea dirigen
ahora sus esfuerzos a las negociaciones que acaban de lanzar para un acuerdo de
libre comercio entre ambos. A pesar de la importancia que ha ganado China en el
comercio internacional, estadounidenses y europeos siguen siendo los
principales actores de los intercambios transfronterizos de mercancías y
servicios.
La portavoz de la OMC, Melissa Begag, confirmó la participación de Azevêdo
en la cumbre del G20 (grupo de países desarrollados y emergentes), que tendrá
lugar este jueves y viernes en San Petersburgo, Rusia. A su retorno a Ginebra,
el nuevo responsable de la organización multilateral presentará ante el foro
que ahora dirige las principales líneas de su plan de trabajo, sus prioridades
y los objetivos con los que inicia su mandato de cuatro años.
Esa presentación
tendrá lugar el próximo día 9 en la sede de la OMC en Ginebra ante los 159
países miembros de la organización. La OMC fue concebida como el
"gendarme" del comercio mundial, la instancia multilateral donde las
"reglas del juego" son consensuadas y recibió el mandato de vigilar
su cumplimiento y, en caso de transgresión, de actuar como órgano de arbitraje.
Así, una de las principales labores de la OMC es resolver las disputas
comerciales entre países miembros, las que han registrado un aumento sostenido
en los últimos años y que suman 132 desde 2005. Los cambios en la configuración
del comercio internacional y la volatilidad que sigue sufriendo la economía
mundial constituyen retos adicionales que Azevêdo tendrá que sortear.
Desde
mediados de la década pasada, el comercio transfronterizo ha experimentado
cambios profundos y ha pasado a un mayor equilibrio con la importancia que han
ganado los países en desarrollo, que actualmente representan la mitad de los
intercambios mundiales.
No es de extrañar que casi todos los candidatos al
puesto de director general provenían de países en desarrollo y que Azevêdo sea
el segundo de esa parte del mundo en llegar a tan alta responsabilidad, luego
del tailandés Supachai Panitchpakdi.
A pesar de ello es previsible que Azevêdo
tendrá dificultades para convencer al bloque de países en desarrollo de la
importancia de dar un nuevo impulso al papel negociador de la OMC debido a
incertidumbre que está provocando la desaceleración de las economías
emergentes. Este movimiento está acompañado de inesperadas depreciaciones de
las divisas de numerosos países, como el real brasileño, el rublo ruso, la
rupia india, la lira turca, además de otras monedas del sudeste asiático.
En
este escenario poco alentador, el objetivo declarado de Roberto Azevêdo de
relanzar las negociaciones de la Ronda de Desarrollo de Doha -incluso de manera
mucho más modesta con respecto a las ambiciones con las que nació hace más de
una década- será muy complicado de alcanzar. Pese a ello, quienes le apoyaron y
le conocen lo consideran digno de tal desafío.