Internacional.- El cargador universal es una realidad a en los países de la Unión Europea. Entra en vigor una directiva europea que permitirá a los consumidores poder usar un único modelo de cargador. El objetivo de la nueva normativa es reducir millones toneladas al año de residuos electrónicos y simplificar la vida de los consumidores.
A partir del 28 de abril de 2026, también los ordenadores portátiles deberán disponer de un cargador único. Esta normativa permite mitigar, por tanto, el llamado ‘bloqueo tecnológico’, por el que un consumidor se vuelve cautivo de un fabricante concreto al adquirir uno de sus dispositivos.
El objetivo de esta ley es triple: garantizar la comodidad de los consumidores, reducir los residuos electrónicos y evitar la fragmentación del mercado de los dispositivos de carga, según el texto de la directiva.
Ahorro para los ciudadanos de hasta 250 millones de euros anuales en cargadores innecesarios
La normativa pretende atajar la escandalosa cifra de 11.000 toneladas al año de residuos electrónicos, permitiendo a los consumidores comprar nuevos dispositivos electrónicos sin tener que adquirir un cargador adicional, lo que ahorrará a los ciudadanos hasta 250 millones de euros anuales en cargadores innecesarios.
A partir de este sábado, los cargadores universales USB tipo C pasan a ser obligatorios en el territorio en la UE para la mayoría de los aparatos electrónicos.
Así, todos los teléfonos móviles, tablets, cámaras, auriculares, libros electrónicos, teclados, ratones, consolas, altavoces y sistemas de navegación se comercializarán con un cargador único. Los fabricantes han tenido dos años para adaptarse a esta medida sostenible, que se aprobó en octubre de 2022. No obstante, en el caso de los ordenadores portátiles, tendrán hasta el 28 de abril de 2026 para cumplir con la normativa.
La directiva también armoniza los requisitos de carga rápida y ofrece a los consumidores la opción de no recibir un nuevo cargador con cada compra de dispositivo, lo que podría ahorrarles hasta 250 millones de euros anuales. Las empresas deben, de esta forma, actualizar sus embalajes para mostrar claramente la información sobre las características de carga y lo que se incluye con cada compra.
Reducir 11.000 toneladas al año de residuos electrónicos y facilitar las compras
Con la normativa, se pretende reducir la extracción de materias primas, las emisiones de CO₂ generadas en la producción de los cargadores y la basura electrónica que se generan cada año. Según las estimaciones de la Comisión Europea, el sistema que regía hasta ahora, en el que compartían espacio el USB 2.0 Micro B, el USB-C y el Lightning (exclusivo de Apple) gracias a un acuerdo voluntario de 2009, contribuía aún a generar hasta 11.000 toneladas al año de residuos electrónicos.
Además de esto, la directiva también busca evitar la fragmentación del mercado de los dispositivos de carga, garantizar la comodidad de los consumidores e impedir que estos tengan que volverse ‘cautivos’ de un fabricante concreto al comprar sus dispositivos.