Controlarán la vegetación de 5.000 metros cuadrados de terreno agreste, lejos de las pistas.
Las cuatro áreas asignadas a los rumiantes están separadas de las pistas por vallas y son difíciles de limpiar con la maquinaria habitual de poda por tratarse de terreno rocoso, ondulado y con arbustos y matorrales densos donde viven animales que pueden ser peligrosos para las operaciones del aeropuerto. En esa área, que también es difícil de fumigar, crecen hiedras venenosas, robles y otras especies invasoras.