Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reúna con su colega chino Xi Jinping esta semana en Florida, el encuentro estará marcado no sólo por profundas divisiones políticas, sino también por un choque de personalidades. Ambos mandatarios pueden tener una cosa en común: su retórica acerca de restaurar la grandeza de sus naciones. Pero los dos hombres difieren en casi todos los demás aspectos, desde su estilo político hasta su experiencia diplomática.